viernes, 3 de octubre de 2014

El maestro amateur

Esto sucedió el año 2013 (historia real) por ahí en el mes de Agosto. Tengo 34 años. Resulta que trabajo en una empresa “X” y el año pasado estuvieron haciendo trabajos de reparación un maestro contratista con sus 2 asistentes. Estuvieron casi el año completo trabajando. En el mes de marzo de ese año, llegó a trabajar el hijastro del contratista, un pendejo tirao a flaite cuico, de 18 años, delgado, blanquito, no mal parecido. Cuando lo ví no lo pesque mucho, aparte que lo veía repoco. Hasta que empezamos a cruzarnos en los pasillos y a saludarnos, era un hola y un chao. Empecé a mirarlo mejor, y le encontré cosas ricas que no me había percatado de el: sus ojos, su sonrisa, sus labios carnuos, etc.



Y así pasaban los días, después los holas empezaron a convertirse en cruzar palabras y conversaciones de pasillo. Se empezó a generar más confianza, confianza suficiente como para tirar tallas y hablar otras leseras. Siempre lo miraba con algo de recelo, porque no me gusta andar webiando así, menos en la pega. Pero todo cambió cuando cache que cuando me topaba con el loco y él pasaba por fuera de mi oficina, me quedaba mirando con otros ojos; cuando te miran con cara de deseo y de “te tengo ganas”. Así que no me quedó más que seguirle el juego. Y así estuvimos un par de meses pura conversa y miraditas profundas y con deseo.

Paralelo a esto, el otro maestro se puso a andar con una colega, y aparte también tenía buena onda con ellos dos. Hasta que un día al maestro se le ocurrió que saliéramos a comer a una parrillada, el invitaba. Y todos dijimos que sí. Así que después de la pega nos fuimos a comer. Fuimos los 4, el que invitó con su andante y Yo con el pendejo.

Así que llegamos al restorant y me senté al lado del pendejo. Pedimos la parrillada y un vino para acompañar; entre conversa y tragos, se nos pasó la hora. La pareja hetero se fue a un motel a hacer las tareas y yo con este loco nos fuimos para la casa; lo fui a dejar a la alameda, y nos fuimos conversando de la vida. Ambos íbamos copetiados, y entre risas, el loco me pregunta: “Oye compadre, tu soy gay?”, yo en un segundo me dije: “que chucha le respondo?”, y me dije: tírate a la picina. Y le dije: si weon, por que?. Él me dijo: “no, por nada, sólo curiosidad”. Y así nos fuimos caminando hasta la alameda y tomó el taxi y se fue.

Llegue a mi depto y le escribí un wasap, para decirle que se quedara piola y no dijera nada con esa confesión. Me dijo no te preocupes, yo también soy gay y porfa tampoco contí nada. Así quedó como nuestro secreto. Le dije porque se fue y no seguimos carretiando, que andaba super prendió, me dijo: juntémonos ahora. Ya poh, le dije: te espero en tal calle en barrio Brasil.

Cuento corto, empezamos a beber en un bar, a conversar de nosotros hasta que no aguante y le chante un calugazo que nunca olvidaré. Me dijo: vamos para tu depto? Ya po vamos. Me lo llevé, entramos a mi pieza, nos empezamos a besar mas apasionadamente, a tocar, y cuando le agarre el paquete, no lo podía creer, estaba tocando un pepino, literalmente. Me dije a mi mismo: esta no me la pierdo, así que empezamos a empelotarnos y estaba él duro como piedra. Baje y se la empecé a mamar sin piedad, trataba de metérmela todo a la boca pero hacia mas arcadas que nadas, lagrimé harto. Pero filo, me la tenía que comer. Después de un buen rato de hacerle helao, de disfrutar desde su cabeza hasta los cocos, el weon me puso en cuatro, se echó escupo en su tremenda verga y yo en mi culo, el loco empezó a empujar y yo por más que trataba no podía abrirme más, así que me estuvo punteando un buen rato hasta que empecé de nuevo a mamársela, a tal punto que el weon acabó en mi boca. Y ahí estaba yo, con mi boca llena de moco de un chico de 18 años, así que andaba tan caliente, que me la tragué toda. Y me dijo: te la comiste? Sí, toda, es mi primera vez que me la trago, y el salta y dice: saaaaalllta weon, no te creo! Risas y nos quedamos dormidos abrazados. Despertó a media noche y se fue.

De ahí después no conversamos más el tema, me le insinué varias veces y no me pescó. Así que dí el caso por cerrado, y aceptar que sólo fue una aventura. Después el pendejo se hacía el bonito con mi compañera de oficina. Así que opte por no seguir buscándolo. Sólo me quedo con el buen recuerdo de sus besos y su tremenda verga.

1 comentario:

  1. MMmmm igual creible tu historia, ganas puntos por eso.

    Pero lo demas falta mucho...

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