domingo, 15 de diciembre de 2013

El guardia

Entre los guardias de la universidad destaca uno por su complexión y juventud. Es alto, atlético. Fuerte, varonil, viril. Sus ojos son verdes, su sonrisa amable. Su cabello es oscuro y siempre lucía mojado. Pero había otro detalle, su bulto. Siempre se le marcaba el pene debajo de su pantalón. Tenía que ser largo y grueso. Quizás no usaba ropa interior o a lo mejor sí, pero holgada. Su pene siempre estaba ahí, rompiendo la verticalidad de su figura, generoso, abundante, no podía no haber un gran pene detrás de ese cierre.

Las fantasías eran muchas, pero la más recurrente era que lo encontraba en el baño, lo veía orinando, me descubría y me la ofrecía. Terminamos follando en un baño, él me penetró salvajemente, su gran verga atravesó toda mi cavidad. Una vez cuando íbamos al laboratorio de computación le pidió la credencial a mi amiga, se demoró pero la halló, el guardia igual la dejaría entrar, se sonrió y me cerró el ojo. Yo tenía la credencial a mano. Aquella coquetería reactivó mis fantasías en torno a él. Quizás no sería solamente la imagen de baño en la que aparecía invistiendo su verga en mis nalgas, mi cabeza contra la pared, su mano en mi cuello, su aliento en mi oreja, quizás podríamos ser amantes furtivos entre moteles baratos y periféricos.

En los patios lo divisaba y podía ver su gran pene tras la tela del pantalón, no solo se marcaba, de perfil se erguía, tenía volumen. Era largo y cuando caminaba se contorneaba. Imaginé su contundente pene a punto de entrar en mi boca. Le abría el cierre, lo tomaba y lo introducía a mi boca apenas. No cabía todo. Me llenaba la boca de espeso semen que me tragaba.

Se fue, solo lo vi una vez más en una estación de metro, yo esperaba y el pasó por detrás, vestía como obrero o gasfiter. Una nueva fantasía, pero más fugaz.

Ahora hay otro guardia que se podría caracterizar como flaite, su cabello es oscuro, muy rapado a los lados y húmedo. Sus cejas son intervenidas. Su contextura es gruesa y tambien deja ver un bulto voluptuoso. Imagino que está en el baño orinando, su verga es gorda y muy blanca, contrasta con el negro espesor de abundantes pelos tupidos, le beso la oreja, se descontrola, me empuja, le acaricio su pene que aún gotea y lo beso en la boca. Le digo que es nuestro secreto y asiente. Le bajo los pantalones y se sienta en el inodoro. Su pene está duro, rojo, lanza un escupo en el glande. Me saco los pantalones y me siento sobre su pene, es difícil, no entra con facilidad. No hay condón. Aguanto el dolor. Empiezan las investidas, me siento una perra. Solo quiero que me penetre, que desaparezca toda inocencia o rasgo de la niñez. Lo beso y saboreo su saliva, su lengua. Veo el barro del suelo típico de los baños blancos, el olor a orina, el papelero con papeles sucios, un hombre penetrándome furioso, caliente sin condón, en el baño de una universidad religiosa. Ya no queda nada sagrado en mi.

5 comentarios:

  1. wn!!! se de que universidad estas hablando y creo saber de q guardia xDDD

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  2. Que porqueria de relato. Intenta parecerse a un "santiago en 100 palabras" pero a-bu-rre. Nada de hot o entretenido. Buuuuuu!!!!!

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  3. Está interesante el relato. Los guardias por lo general son objeto de deseo fantasiosos de algunos. Y por lo general son un fruto prohibido que solo algunos consiguen probar. Sobre todo con las dotes del primero de este relato.
    Pero para mi gusto faltó más flaiticismo.

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  4. Y MAS ENCIMA MAL ESCRITO INVESTIDAS

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  5. Me acordé cuando estaba en la u y me calentaba un guardia que desapareció de la nada 😿😿

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