domingo, 7 de agosto de 2016

Crónicas de un Flaquito

Hola, Compadre!!!
Tanto tiempo sin escribirte... Espero que estés bien!!!
Muchas Felicitaciones por seguir manteniendo tu Blog. No dejo de revisarlo, xD

Quiero compartir contigo mi nuevo relato para que puedas publicarlo en tu Blog. Es la continuación de mis relatos anteriores.
Quisiera rogarte que pudieras poner en este relato los links de mis relatos anteriores, para que los lectores los puedan leer y tengan una mejor perspectiva de mi relato. Y que puedas avisarme para que día estará publicado, Porfa!!! Te lo agradeceré un montón!!!
Muchos Saludos y Abrazos!!! =)


Hola a todos quienes frecuentan este Blog. Soy Cristian, el "Flaquito" (bautizado así por algunos lectores del Blog), autor del relato "Santo Estrés". Después de ver la tremenda recepción que me dieron en los comentarios que hicieron a mis relatos, he decidido volver a este Blog para contar algo más de mis vivencias. Quienes leyeron mis relatos sabrán que no soy de contar las cosas en un par de líneas y chao. Me gusta darme el tiempo en escribir y ser detallista, motivo por el cual gane admiradores y detractores. Daré lo mejor de mí en redacción para saciar sus calenturientas y pervertidas mentes con mis relatos.

Advertencia: Para aquellos que gustan de relatos cortos y directos al grano sexual, les recomiendo no seguir leyendo, pues se van a aburrir.
Bueno, antes de llegar a las cosas calenturientas, quiero contarles a modo de introducción en lo que estoy ahora y lo que me ha pasado. Si quieren leer los relatos anteriores para tener una mejor perspectiva de mis vivencias, están disponibles los links en este relato.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Después que el Gonzalo accediera en irse al norte para aprovechar una mega oportunidad laboral que le ofrecieron, hubo un tiempo en el que lo pase como el chuto, pues me hacía falta su presencia en mi diario vivir, no solo por el hecho de tener regaloneo sexual de su parte. Me hacía falta su saludo y su apretón de mano, sus abrazos zorrones cada vez que nos juntábamos, su preocupación y atención hacia mi persona, su compañía. Este weón en poco tiempo logró convertirse en uno de mis mejores amigos. Puta que lo extrañé y lo lloré a escondidas tanto tiempo. Fue inevitable no comportarme como una pasiva loca, pues al loquito lo quería demasiado como hombre y como amigo. Por suerte no se olvidó de mí y seguíamos en contacto vía telefónica y a través de Facebook, WhatsApp y Skype. Muchas veces conversábamos hasta bien tarde, lo que hizo que la amistad creciera mucho más. Me fui convirtiendo en su pañuelo de lágrimas, pues confiaba en mí y me contaba los atados que tenía. Algunas veces trataba de aconsejarlo y se terminaba enojando conmigo, como suele pasar en las amistades reales, xD. Seguíamos con nuestros momentos cachondos, morbosos y pervertidos: conversaciones calientes por WhatsApp e intercambios de fotos, alguna que otra paja telefónica y en varias oportunidades su buena mega sesión sexual vía Skype. Pero aun así, no era lo mismo que tenerlo cerca de mí. En el norte mi machito estaba formando su nueva vida, formando nuevas amistades y relaciones, y por esa causa, me dispuse a seguir con mi vida. No podía seguir atado a él, pues no éramos nada. Solo amigos. Buenos amigos.
Por mi parte, estoy por egresar de Tecnólogo Médico con mención en Otorrinolaringología y estoy en la práctica profesional que me tiene más contento que la cresta. La he sufrido, pero todo es por un propósito por el que me he sacado la chucha por mucho tiempo. Tengo 23 años, sigo midiendo 1.68, sigo siendo un flacuchento sin gracia (aunque con un poco más de piernas y culito) y aún soy un cuadrado y estresado de mierda. Bueno, mucho menos. Aaahh, y sigo siendo 100% gay, pasivo y de clóset.
Seguía asistiendo al gimnasio en el cual conocí al Gonzalo, pues me servía para tener una actividad de distracción con tal de no seguir cayendo en esa vida culiá tan cuadrada que me tuvo por tanto tiempo enfermo y estresado, en la que no había cabida para cosas que no fueran académicas. Era un placer ir a ese templo de hombres en ropa deportiva expeliendo testosterona y mostrando todos sus atributos. Aquello era mi delirio total. Acudía a realizar mis típicas rutinas de ejercicios en short, con tal de que otros machitos tuvieran la oportunidad de mirar mis piernas, mi culito y así en una de esas saltara la liebre. Cada vez que me iba a las duchas o me cambiaba de ropa me comportaba de forma piola como un exhibicionista sinvergüenza con tal de que vieran mi cuerpecito delgadito. Por mi parte, no perdía el tiempo y me deleitaba con ver brazos, piernas, torsos, espaldas y pichulas moviéndose de forma tan rica y excitante. Todo aquello me permitía desenvolverme como el weón pajero que soy, masturbándome en los camarines cada vez que se pudiese. Gracias al gimnasio, mis piernas y potito que tanto quiero se fueron poniendo más duritos y ricos. Recuerdo una oportunidad en la que me saltó la liebre con un weón en los camarines del gimnasio. El mino de mi misma edad y estatura, solo que más fornido y peludo que yo. El tipo era rico, me pasaron cosas con él y me daban ganas de comérmelo. La verdad de las cosas es que no sé cómo se llegó a dar la oportunidad de poder sexiar si no nos conocíamos. Lo había visto un par de veces, pero de ahí nada más. Mi teoría es que los huequitos tenemos un radar que nos permite intuir o damos cuenta de la presencia de otro huequito o algún culiao curioso pidiendo sal, y en esa ocasión ambos queríamos algo más que sal. En fin, se dieron las cosas para poder tener algo cachondo, pero a medida que se fue dando todo, me di cuenta de que los polos iguales se repelen: el weón rico con pinta de machito recio resulto ser pasivo. Ambos cagamos, xD
También me inscribí en un curso de manejo y eso me tenía bien contento, pues hace rato quería aprender a manejar. En realidad estaba feliz porque el instructor de manejo que estaba conmigo era un macho de unos 38 años, maceteado, alto, paquetón y con buenas piernas. Muy rico el weón. Con este mino siempre me empeñaba en ser un buen alumno con tal de recibir su aprobación y quizá algo más. Era inevitable que no me calentara cada vez sintiendo sus manotas en mi espalda o en mis piernas a causa de mi buen comportamiento y desempeño: //Bien flaquito, lo estai haciendo bien//. Casi siempre me decía eso cuando estábamos juntos. No sé si se habrá dado cuenta de que me calentaba, pues cada vez que pudiera le miraba el paquete, su pecho velludo y sus piernas. Trataba de hacerla piola pues los hombres no son weones y se dan cuenta de cuando los están acechando o pasa algo raro. No me podía arriesgar a que el instructor rico se enojara conmigo, me sacara la cresta con esas manos que se gasta y que más encima me delatara. Ojalá me hubiese pescado y me hubiera hecho suyo. Por desgracia, nada llegó a pasar. Ni siquiera una insinuación.
Otra cosa que hacía para distraerme era juntarme con los amigos del Gonzalo y del Rulo, mi hermano. Gracias a mi machito fui compartiendo más seguido con ellos, al punto de que dos de estos minos se convirtieran en mis yuntas. Cada vez que se pudiera en alguna ventana de tiempo muerto que tuviera en la U me juntaba con ellos o de repente cuando estaba desocupado sin tener que estudiar para algo importante, pasaban a mi casa y nos quedábamos conversando o jugando hasta que se pudiera. Con estos weones aprendí a jugar a la pelota, a curarme raja y a vivir la vida de una forma más relajada. Reconozco que al comienzo fue complejo para mí, pues para un gay piola y de closet como yo el estar en un contexto de machos heteros y buenos para el webeo me obligaba siempre a comportarme como hombrecito. Por suerte, me adapté a todo ello. En un comienzo no podía evitar no calentarme con ellos jugando a la pelota y mirándoles la pichula saltar, o en carretes cuando por webeo me manoseaban por amistad. Con el pasar del tiempo pude lidiar con esto, evitar sexualizarlos cada vez que me juntara con ellos y weas así. Aunque igual reconozco que me gusta que me toquen las piernas y el culito en las pichangas y carretes por mero webeo, xD.
Todo lo que mencione anteriormente evitaba que me estresara o enfermara por causa de la universidad y todo lo que ella acarrea. Todo aquello me ayudaba a ocupar el tiempo en conocer y sociabilizar con personas y también en poder hacer actividad física. Pero no solo me ayudaba a mantenerme alejado de la vida cuadrada de mierda que lleve tanto tiempo. Esto también me ayudaba a despegarme y no pensar tanto en el Gonzalo, mi machito. Y vaya que me ayudó.
Al iniciar mi último año de carrera, me di cuenta de lo difícil que se me pondrían las cosas a nivel académico, emocional y en especial, de salud. Nunca imaginé que pudieran suceder tantas cosas que en más de alguna ocasión me hicieron sentir filete o me llevaron al colapso. Y es aquí donde nace alguien muy especial para mí hasta la actualidad.
Fue como al cuarto día de mi práctica. Yo estaba almorzando, repasando apuntes y haciendo la hora para entrar a práctica. Andaba en otra, ni me fijaba en lo que sucedía a mí alrededor pues el tiempo era oro y debía aprovechar cada instancia libre para estudiar ya que desde el primer día que ingresé me estaban haciendo mierda a preguntas. De lo único que me di cuenta fue de si había algún lugar cómodo para estar, de si había un microondas disponible y de que habíamos un par de pelagatos almorzando. Mientras comía y trataba de leer, me doy cuenta que llega un loquito que se fue directo a calentar su almuerzo y en la espera se acerca a mi lugar a preguntarme la hora. //¿Hermano, me podí decir la hora, porfa?//, me preguntó. //Son las dos y media//, le respondí. //Puta la wea, otro rato que esperar pa entrar a práctica//, dijo. Yo atine a reírme en ese momento. //¿Y a qué hora entrai a tu practica?//, le pregunte a modo de sociabilizar. //A las cuatro. Me han tenido esperando de hace rato los culiaos//, me respondió todo picao. Lo entendía completamente. Cuando estas en práctica en el área de salud, los primeros días son una mierda porque pasas un montón de penurias. //¿Me puedo sentar contigo?//, me volvió a preguntar. //Obvio//, le respondí un poco incómodo, pues quería seguir en lo mío. A esas alturas mi intención en repasar se había ido a la mierda, pero filo. Mientras almorzábamos nos pusimos a conversar de lo más bien, y eso que ni nos conocíamos.
El weón resulto ser bien tela. Se llama Felipe, me lleva por dos años de edad y estudia Kinesiología. Al igual que yo, entró al cuarto año de carrera y me comentaba que debería haber egresado de no haber sido por un par de ramos que reprobó. Resulta que el loquito estudia en mi misma universidad y ya me había visto en algunas actividades de la U y que por eso atino a preguntarme la hora. Siendo sincero, nunca lo mire con otras intenciones ya que el Gonzalo aún me movía el piso, pero a medida que fuimos conversando, me di cuenta que el weón es bien rico y tira pinta: como de 1.80, tenía su pelo negro cortito y una barbita que daban ganas de acariciar y recorrerla con la lengua, unos ojitos negros y chinitos, trigueño con buenos brazos y piernas. Al mirar sus brazos intuí que es peludito (cosa que me encanta de un hombre) y que es dueño de una buena herramienta, pues se le marcaba harto paquete en el uniforme que usaba. Con una pinta de zorrón a morir y un aire de "Flaite Fashion". Aun así, mis ojos, mi mente, mis fantasías cochinas y mi calentura tenían dueño, xD.
En varias oportunidades en las que calzábamos en el mismo horario de colación, nos juntábamos a almorzar y a conversar. Fue filete para mí, pues mis amigos/ compañeros no estaban conmigo en la práctica y era genial compartir con él, pues es bien pelusa y bueno para webiar. Fue así como lo fui conociendo. Estudia con beca y crédito en la U, trabaja para pagar sus gastos, juega en el equipo de futbol de la U y está metido en el ambiente Tunning hace un par de años. El weón era un máquina que vivía su vida sin estresarse como yo. Al tiempo nos fuimos siendo amigos a pesar de que después me correspondía hacer práctica en otro lado y no lo veía tanto. Aun así, seguíamos en contacto por Facebook y WhatsApp. De repente me invitaba a sus eventos Tunning o a algún carrete con sus amigos. Empezó a existir un poco más de confianza que se vio reflejada en la forma de tratarme, pues me saludaba con abrazos y me empezó a llamar "Flaquito". A esas alturas, me gané un nuevo amigo.
A pesar de que el Gonzalo se había ido al norte, seguíamos en contacto y la amistad (y webeo sexual) seguía intacta. Un día en que estaba conversando con mi machito por Facebook, le comento sobre mi práctica, sobre mi salud y sobre el Pipe, mi nuevo amigo: //Wena Títan. ¿Cómo va la U? ¿Cómo va la salud?//, me escribió. //Hola. De muerte. Me están haciendo cagar en la práctica pero es lo que hay//, le respondí. Cada vez que hablaba con el Gonzalo me ponía tan weón, xD. //El Rulo me comentó que tuviste que ir al doctor. ¿Cómo estai?//, me volvió a escribir. //Jajj. Me mandaron hacer una pila de exámenes. Voy a dejar en quiebra a mi papá por culpa de mi salud//, le respondí. //Oye, cualquier wea ya cachai. Me tení que decir//, me escribió otra vez. Por dentro me derretía esa preocupación de él hacia mí. Y por eso me seguía gustando. Yo cacho que el weón sabe lo imbécil que me pongo cuando tiene esos gestos conmigo. //Sabí ¿Cierto?//, me llegaba otro mensaje de el para despabilar. //Si se, pero no hace falta. Todavía//, le respondo. Hubo un rato en el que no me escribía y pensé que se había enojado, así que le empecé a meter conversa. Me contaba sobre su trabajo que lo tenía muerto pero aun así le gustaba porque le permitía darse sus gustitos, que entró al equipo de futbol de su trabajo y de sus dramas con su nueva conquista femenina. Sacando la "Cola Celosa" que llevo dentro, le meto el dedo en la llaga y le pregunto por ella: //Quizá que wea le hiciste, si a ti te gusta dártelas de zorrón, pervertido inmundo//. //Sale weón, si ya me frené. No nos hemos podido juntar mucho por mi pega y por sus estudios, y tu cachai que hay necesidades que satisfacer. Estoy con el agua cortá, con la que cuelga todo el día pará y los cocos pesados//, me responde. Me cago de la risa. //Búscate a un huequito en la mina. Demás encontrai uno ahí//, le escribo. //No pasa na, weón. No quiero fletos detrás de mí. Además ni cagando me arriesgo a que me pillen//, me escribe. Esa wea me mató, porque yo soy fleto y ando detrás suyo, a pesar de ser su mariconcito especial. Me quedo un rato pensando en la wea que había escrito. ¿Cachará que aún me mueve el piso? me pregunto a mí mismo. //Ando acumulao, flaquito//, me escribe y me vuelve a despabilar. //Pero pa eso existe la paja po, weón. Por lo menos te ayuda a salir de apuros//, le escribo. //Si se weón, pero culiar es más rico. Que te chupen y aprieten la tula es mejor//, me dice. En esos momentos algo me decía que la conversación que estábamos teniendo iba para un lado que yo conocía perfectamente. //Oye estai conectado en Skype//, me pregunta y ahí le digo que no porque me desconcentra harto y que solo lo uso para mini conferencias. No me escribe en un rato, pero me llega una foto: estaba con una mano agarrando su polera dejando al descubierto ese abdomen que en varias veces pude tocar con mis manos y que se pegaba a mi cuerpo cuando estaba conmigo, con la otra mano sostenía su buzo y bóxer para dejar salir su hombría que tantas veces disfruté y que tanto extrañaba. Estaba duro, venoso, grueso, cabezoncito y peludito como a mí me gusta. Weón maricón, pensaba. //Oye, conocí a un weón que estudia Kinesiología en mi practica y es tela//, le escribo para evadir la paja por Skype y que en el fondo quería hacer con él. //Aaahh, wena. Oye, viste la foto?//, me escribió y supe que no estaba ni ahí en conversar sobre el Pipe. //Deja conectarme a Skype//, le respondo y dejo de hablarle un rato por Facebook. Y empezó el webeo. Me mandó la solicitud de video apenas me conecté y nos vimos una vez más por cámara. El weón me derretía. Es tan rico. Cerré con pestillo la puerta de mi pieza, me puse los audífonos y encendí el micrófono. //Wena, mi flaquito//, me decía. Era rico escuchar su voz y las cosas que me decía. //Oye, no podí estar tan duro//, le respondí entre risas al tiempo que escucho la suya. //Oye bailemos un ratito?//, me decía mientras bailaba como un zorrón, se levantaba la polera y se tocaba la pichula. Era una estupidez pero aun así, decidí seguirle el juego. Siempre le seguía el juego como el weón que soy con él y le empecé a bailar un poquito moviendo el potito como mina. //Oooh, flaquito. No sabí lo duro que me pongo cuando hací esa wea//, me dice todo califa. //Jajj, si se. Es cosa de verte ahí abajo//, le respondo apuntando a su paquete. Él se ríe. Seguimos bailando un ratito más y decido dar el primer paso: me bajo los pantalones, el bóxer y le muestro mi potito, moviéndolo de un lado a otro, tocándomelo lento. //Weón, que ganas de tocarte otra vez//, me dice. Cuando volteo a verlo, él se estaba empelotando y me dice que quiere verme sin ropa. A mí me daba una lata sacarme la ropa y quedar en pelotas porque es muy riesgoso: podía venir alguien a mi pieza y preguntarme por qué estaba encerrado con pestillo. Además pensaba para que tanto color si nos íbamos agarrar la callampa para acabar y listo. Pero como soy tan tonto, le doy en el gusto en todo a mi machito. Me pedía que le siguiera bailando, que moviera mi cintura, que me tocara y abriera el culito. //Títan, estai muy rico. Estai pa ponértelo todo, mi flaquito rico//, me decía con ese tono zorrón que tanto me gustaba. Mientras me hablaba y me decía cosas calientes, yo me llevaba las manos a mi cuello, me tocaba el tórax, masajeaba mis pezones y luego emprendía un camino lento a través de mi abdomen para poder llegar a mi pene, para poder correrme la paja. //Eso, weón. Pajeate. Quiero verte acabar//, me decía mientras él se la restregaba con fuerza y me hacía poner cada vez más duro. Si hay algo que siempre me ha gustado y más cuando se trata del Gonzalo, es que un hombre se masturbe solito y acabe. El weón se tocaba el cuerpo de forma tan varonil, se agarraba la callampa y la sacudía. Me mostraba esa cabecita gruesa y mojadita que en más de alguna ocasión me hizo sufrir y disfrutar. Así seguimos como por 15 minutos. Ya a esas alturas estaba tan caliente y con ganas de acabar que le digo al Gonzalo que se corra: //Gonzalo, voy acabar. No aguanto más//, le respondo en voz baja todo caliente y jadeando. Mi machito me miraba y se seguía tocando como me gusta. //Yo también me voy a correr, weón//, me responde. En eso no aguante más y empecé a derramarme. Mi leche saltaba a chorros (soy lechero, xD), ensuciando el suelo de mi pieza. //Ooohh, flaquito. Parece que igual andabai acumulao//, me dijo jadeando. Yo cansado de tanto apuñalarme la callampa, me preparo para ver una vez más el espectáculo de mi machito. //Flaquito, acá tienes tu leche que tanto te gusta//, termina de decir mientras bota de esa pichula gruesa y larga que se gasta toda esa leche a chorros que me gustaba. Aun jadeando, lo escucho y al igual que yo, ambos quedamos muertos, cagándonos de la risa. //Las weas que uno hace caliente//, me dice, mientras se desconecta de Skype. Ahí me dejo. Quería verlo un ratito más en pelotas, pero el maldito se fue. No pierdo tiempo y me limpio rápido. Vuelvo a Facebook. Tenía varios mensajes de un par de amigos y la ventana de conversación con el Gonzalo y la foto de su pichula con la cual empezó el webeo en Skype. Decido descargarla para tenerla en mi celular para pajearme cuando este en los camarines del gimnasio. Me puse a conversar con otras personas en Facebook y de repente el Gonzalo me escribe: //Me estabai contando que conociste a un Kine en tu práctica//. //Sipo. Ni me dejaste contarte más por culpa de tu calentura//, le respondí picao. Él se reía de forma escrita. Conversamos un rato más sobre el Pipe y sobre mi salud, porque el weón de mi hermano le comento unas cosas que no debía haberle dicho, hasta que nos despedimos: //Ya flaquito, te dejo. Cuídate harto, ponele weno en tu práctica. Cualquier cosa que necesití, me dices. Aahhh, y no me engañí con tu nuevo amigo. Un abrazo, perrito//.
Lo último que comentó me causó risa, pero luego me generó desconcierto. Si bien soy un weón caliente y pajero, no estaba ni ahí en tener un amigo con ventaja para sexiar y reemplazar a mi machito. Aún quedaban rastros de mi utopía con este weón hetero, remotas esperanzas de que volviera a mí, rastros de un posible romance con él. No obstante, mi amistad con el Pipe se estaba dando filete, cada vez más cercana y eso me agradaba… =)

7 comentarios:

  1. "con una pinta de zorrón a morir y un aire de "Flaite Fashion"", demasiado dificil de imaginar jajajaja

    ResponderBorrar
  2. Te amo a ti y a tus relatos. Sigue asi, esto era lo que le faltaba al blog. Espero con ansias la segunda parte (que supongo que tendra). Cuidate y exito en la practica, sigue igual de caliente y empeñoso

    ResponderBorrar
  3. Muy bueno el relato... Sigue contando

    ResponderBorrar
  4. Me gustan tus relatos flaquito, sigue así y continúa la historia

    ResponderBorrar
  5. wenaaaa, bacan que hayas vuelto a escribir, saludos!

    ResponderBorrar