El inicio parte 2

Bueno chicos lo prometido es deuda y aquí vamos con la continuación de mi historia con Marcelo, que a su vez es continuación del relato “La Carta".
Como yo no había querido, el muchachito este se había convertido en un inseparable, yo no sé si a uds les ha pasado alguna vez que lo que menos quieres que pase, eso justamente te pasa y me daba una rabia interna, porque al final después de ignorarlo por un tiempo, yo empecé a buscarlo, no como el quería, pero supongo que ya se había convertido en alguien importante para mi, aunque nunca se lo dije.
Nuestra amistad era bien rara, porque el desde el principio me pedía que lo fuera a ver cuando ninguno de sus amigos estaba, un domingo a altas horas de la noche. Yo no lo quería ver, y si bien era mucho mayor que el, no entendía que el sencillamente me estaba usando, como muchos ctm del ambiente están acostumbrados. Yo era un cabro de buen corazón, bueno todavía lo sigo siendo, con las personas que son buenas conmigo, por eso siempre le hago el quite a las colas, porque al final es siempre lo mismo, te usan hasta que les sirves y después te botan como un juguete roto y viejo que ya no quieres; pero nada de eso yo sabía.

Con el Marcelo empecé a conocer gente del ambiente, de hecho con el fue que pisé por primera vez la disco arcangel y fue justamente después de ir un sábado a la iglesia, yo me sentía terrible, porque que loco por un lado que te guste el pico y a la mañana siguiente andar golpeándose el pecho por pecador, como sea y como primerizo entramos, yo re asustado por ver tanto maricón junto, cosa que ahora me estresa de la disco jajaja la wea es que después de esa vez que salimos de carrete, salíamos para todos lados juntos. Creo que me convertí en una especie de confidente para el, un amigo con el cual él sabía que podía contar fuera lo que fuera.
Sin embargo para el, yo seguía siendo también un objetivo sexual que conseguir y no es que en ese tiempo yo fuera un mijito rico y menos ahora, pero el hecho de que yo le hubiera dicho que no porque éramos amigos, supongo que le encendió el deseo y onda como que se propuso tenerme, lo que sucedió finalmente.

Claro, tenía que ser, yo no era lo que se dice un cabro con muchas propuestas sexuales que digamos, y la verdad, mediante alcohol uno como que no piensa mucho las cosas. Me había juntado con el un fin de semana y fuimos a una botillería a comprar dos botellas de pisco sour campanario, también compramos otros tragos de cóctel, pero la idea era curarnos raja en el primer piso de su casa, mientras su mamá dormía, yo no tenía intenciones de hacer nada con el, como ya les he dicho, lo consideraba un buen amigo, pero creo que para él yo era mucho más que un amigo, o mucho menos. En el momento no me detuve a pensarlo porque sus besos en mi cuello con olor a alcohol y a limón ya se habían dejado sentir y me estaba gustando y aunque en mi mente rogaba porque se detuviera, el copete ya me había deshinibido y tampoco lo pensé mucho, porque momentos después nos estábamos besando en el sillón de su casa, nuestros cuerpos ebrios y calientes rozándose y entregándose al placer, mientras en un lejano rincón de su mente la palabra amistad se perdía. Ese proceso llegó un poco tarde en mi, pero que importaba en ese momento, el Marcelo me estaba chupando el pico y yo me sentía en las nubes, yo era virgen todavía pero, nadie había usado mi culo, pero decidí que no sería con el, que la perdería, así que yo se lo metí a él, le pregunté si podía culiarmelo y me dijo que si.

Entre la curadera y la luz apagada me costó encontrar su ano, pero una vez pude tocar con mis dedos su orificio, empecé a guiar mi miembro en su dirección, hasta sentir el contacto caliente de algo que se contraía y latía. Era su entrada que ansiaba tragarme entero. Me acomodé sobre el Marcelo y empecé los movimientos del sexo, llendo lentamente para que no le doliera al principio, pero al cabo de unos momentos me di cuenta de que no me costaba introducirme en el, supongo que ya se lo habían culiado vivo todas estas veces. Pero no lo medité en ese minuto, ni las demás veces que tuvimos acción; yo seguía bombeando su ano que se sentía rico, ni muy ancho ni muy apretado, sólo sentía que me lo succionaba con un calor impresionante, mientras sus gemidos que intentaba acallar porque estábamos culiando en su casa y su mamá podía bajar en cualquier momento y ver a su hijo ensartado en una pichula, lo que sería el fin de nuestra amistad.

Quizás fue eso lo que pasó por mi mente porque justo cuando estábamos de lo mejor culiando, el pico se salió de su ano y empecé a perder mi erección; el Marcelo tratando de metérselo de nuevo, pero no había caso, la bestia que segundos atrás estaba apuñalando sus entrañas, había perdido toda su fuerza y era ahora la razón la que ocupaba todo mi ser.

-Estás bien? Te pasa algo?
-Si, no me pasa nada.
- Como no te pasa nada, si se te bajó.
-Es que como no te dai cuenta Marcelo.
-De que? Si lo estamos pasando rico.
-No wei querí, somos amigos, esta wea no debería estar pasando.
-Ya, pero tranquilo, si esto lo queríamos los dos po.
-No wn, lo querías tu, yo siempre te dije que éramos amigos, que no podía pasar nada entre nosotros.
- pucha pero ya no podemos retroceder, lo hecho hecho está.
-Si wn, pa vo es re fácil decirlo.
-Pero no te pongai denso, te lo chupo mejor pa que se te pare de nuevo y sigamos culiando.
-Marcelo, vo no entendí nada parece, sabí que mejor me voy.

Y dicho esto, me acomodé mi ropa, mi amigo entre mis piernas como que quería volver a despertar pero me aguanté, me paré del sillón en que estábamos teniendo seco y con el copete todavía haciendo efecto en mi cuerpo, me dirigí hacia la puerta de su casa, la abrí y salí caminando en una noche particularmente oscura hasta llegar a mi casa, no vi la hora y me acosté rápido sin desvestirme, con ropa y todo. Desperté con algo de caña a la mañana siguiente y cuando fui a orinar, vi mi miembro y una mancha café estaba a un lado del glande, me hizo recordar todo lo vivido la noche anterior.