Con el pololo de mi prima parte 3

Hola chiquillos seguidores de este blog, soy el chyno y les presento la continuación de mi historia con el Roberto, el machito flaite heterosexual que le quité a mi prima Martina. Ahí les va, espero les guste y lo disfruten:

Y así fue que después de salir en ese momento con sus hermanos, el Roberto me dejó debajo de la cama, en pelotas, a oscuras, con frío porque era invierno, por lo menos media hora. Yo estaba caliente, pero también ya me estaba dando la wea ya po. Si na que ver que llegaran los hermanos del weon y se lo llevaran. En todo caso, como todos ellos son mujeriegos a morir, seguro cachaban alguna wea rara po, pero por la lealtad que siempre se tienen entre hombres y más aún por ser hermanos, los weones se quedaron callados y no dijeron nada. Aunque quien sabe que hubieran hecho si se hubieran enterado de que en vez de una mina, quien estaba siendo follado, al menos por la boca, era un hombre.
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Todas esas weas se me pasaban por la mente mientras seguía esperando a mi chutón. De repente escucho pasos fuera de la pieza del Roberto, ruidos tratando de abrir la puerta, lo hace, la cierra y prende la luz.


-Oe hermanito perdón por demorarme, ya podí salir
-Si po weon, na que ver, te demoraste caleta, ya me estaba congelando allá abajo.
-Ya perdón mi washo, venga pa acá, sigamos regaloneando? Si querí?


Que me dijeron a mi po weon, pesqué de la misma tula encima de su pantalón de buzo al Roberto y lo hice sentarse en la cama. Yo todavía tenía pelusas en mi cuerpo desnudo de debajo de su cama. Quizás de cuando que no hacía aseo a su pieza, me sacudí un poco y el weon se río. La temperatura había vuelto a mi cuerpo y se notaba porque mi pene había vuelto a crecer casi instantáneamente cuando el weoncito este me sugirió que regaloneáramos. Me acomodé al lado del Roberto en su cama y comencé a masturbar de nuevo ese mástil gigante, que placer era sentir ese tremendo pedazo de carne caliente y palpitante en mis manos, el olor a chuto excitado llegó a mi nariz y volvió loco de deseo, mi ano se dilató pero no lo suficiente para ser ensartado por tan grande falo y me dio lata en ese momento, porque yo quería penetrado por él y aunque lo intenté sentí como si me estuviera moliendo mi esfínter por dentro a pesar de que sólo alcanzó a entrar su glande morado y monstruoso.

Pero yo no me iba a quedar así tan tranquilo después de no poder meterme la pichula del Roberto, al menos pensaba que debía hacerle un buen trabajo oral, un lavado e’ caeza que no olvidaría en su vida. Así que empecé a chupar y lamer ese miembro duro como piedra, primero la cabeza, le pasaba mi lengua golosa por todos sus bordes, saboreando sus deliciosos jugos y sabores pre eyaculatorios, luego centímetro a centímetro me dediqué a besar a lo largo de su tronco llegando hasta la base de su pene y deteniéndome en la bolsa donde descansaban unos grandes y apretados testículos que lo más probable estuvieran llenos de semen caliente. Chupé ambos cocos alternadamente y me los metí juntos primero suave y luego desesperadamente en la boca. Me importaba poco si se me quedaban algunos pendejos en la boca, con tal de seguir chupando y entregándole a mi macho el gran placer que le estaba ofreciendo, ya que a juzgar por sus gemidos, era obvio que le estaba gustando y eso me excitaba más todavía.

Habremos estado sexiando oralmente como media hora más y por la chucha este weon tenía aguante, no acababa nunca po weon y a mi ya se me estaba cansando la mandíbula de tanto chupar pico, así que me decidí a hacerlo acabar lo más luego posible, y le di con más rapidez e ímpetus a las chupadas y succiones a su miembro viril, me lo metía hasta el fondo de la garganta, sentía como su cabeza caliente me tocaba la campanilla y hasta me daban arcadas de tan adentro que llegaba, estoy seguro que si me hubiera grabado se hubiera visto desde fuera como mi cuello y mi garganta se deformaba cada vez que su pichula entraba y salía de mi boca. Su pene salía mojado hasta su pubis de mi saliva y se volvía a meter rápidamente.


A pesar de que me daban arcadas, hubo un momento en que el Roberto con sus manos hacía presión en mi cabeza, para que no dejara salir su chuto de mi boca, el weon maldito quería asfixiarme parece jajaj porque pasaba largo rato y ya cuando veía que yo empezaba a desesperarme porque no podía respirar, me soltaba.


Sin embargo y pesar de ese trato un tanto dominante, yo siendo el papel de sumiso, me gustaba y ya cuando el Roberto se cansó de apretarme contra su vientre, yo mismo agarré sus manos y con las mías encima de las de él, retenía mi propia cabeza hasta sentir que sus pendejos tocaban mi nariz y mi barbilla.


Yo sinceramente estaba extasiado, no me daba tiempo ni de tocarme a mí mismo por estar ocupado en él, mi propio placer pasó absolutamente a segundo plano, porque no era yo el que llevaba las riendas de esta sesión sexual, y aunque era obvio que igual sentía placer, este venía de saberme lleno por el Roberto, de saber que a él le gustaba lo que yo le estaba haciendo y eso me hacía feliz. No tenía tiempo para pensar, ni para hablar, todo mi yo era una boca succionadora que chupaba y chupaba sin detenerse a pesar del cansancio de mi mandíbula, pero como indiqué antes, yo no me importaba, mi mundo en ese minuto era el Roberto y su chuto enorme, ENORME.

Diez minutos más pasaron y como ya todo un experto, calculé que a mi macho le quedaba poco tiempo para derramarse. Apuré aún más mi boca, mi lengua y mis labios golosos, con un afán y una desesperación tan grande, era como si nada me importara, lo único que quería era mi paga y mi paga era su semen.


-Mi washo ya ya me voy cortao-Me dijo.
-Dale nomas weon- Le respondí apenas y refunfuñando porque para hablar tuve que sacarme el chuto de mi boca.
-Donde quiere le acabe mi rey?
-No te preocupí de weas weon, vo disfruta y moquéame donde sea!!
-jajajaja ya perrito ahí va... ah ah oohhh oohhh weon oooh conchetumare perro culiao la wea rica hermanoo!!
-sgluupsgluopaghlhja (sonido de boca llena de moco tratando de hablar)


Segundos antes de que acabara, yo había preparado mi boca para recibir sus chorros de moco, pero me equivoqué medio a medio porque este weoncito mi macho más rico saco de una el chuto maravilloso de mi boca y mientras se quejaba y retorcía del placer, yo alcancé en una fugaz reacción a cerrar mis ojos al tiempo que sentía calientes y espesas descargas de semen en mis ojos cerrados, frente, pómulos, cuello. Y así como estaba, con los ojos cerrados vine y me metí de nuevo su pene palpitante y lechero (porque nunca había visto una pichula y unos cocos tan llenos de leche como los de mi Roberto) en mi boca golosa hasta el fondo de manera de poder sentir sus últimas gotas (y que gotas) de leche de pene.


Podía sentir su semen recorrer mi garganta por dentro, podía sentir como los chorros espesos de su leche tibia recorrían mi cara y mi cuello, mis ojos no los podía abrir porque los tenía todos pegoteados y moqueados y en verdad que bueno que los cerré en el momento justo porque me han dicho que si te acaban en los ojos duele más que la cresta. Pero bueno ese detalle lo obvié y me concentré en ese sabor delicioso que no a todos les gusta, entre dulce, acido, salado y amargoso, con un leve olor a cloro me había transportado a la mejor película pornográfica de esas que se ven en la net. Juro que había sido mi fantasía desde que desperté a mi sexualidad que me acabaran en la cara y el Roberto, sin saber cuánto yo lo deseaba, le achuntó en la primera vez que tuvimos un encuentro sexual. Me sentí una puta. Si, de esas rubias tetonas con el tremendo choro que actúan en las porno y que cuando les acaban miran fijamente a la cámara con la clara intención de excitar a quien esté viendo la cinta.

Y yo con lo caliente que estaba porque aún no había acabado, me paso mis dedos por mi rostro retirando los restos de semen de mi Roberto y así con mis ojos cerrados, llevé mis dedos llenos de ese manjar exquisito a mi boca. Lo hice otra vez, pero ahora, tomé su pene aún duro y lo estrujé, sacándole hasta la última gota de semen. Me recosté en la cama y puse mis dedos a una altura prudente para que el semen que tenía en ellos cayera directamente en mi boca que ya esperaba abierta. Debió haber sido una imagen muy sexona porque en ese momento el Roberto interrumpió mi juego y me dijo:


-washo culiao como te gusta la corneta.
-Que lo dudai todavía?
-No sé po igual no estoy muy seguro
- así? Le respondí con mi cara tiesa y el moco secándose en ella.
-Si po, mira.


Habían pasado 5 minutos y su pene parecía estar listo para un segundo round. Caliente yo estaba, pero también muy cansado de la boca y la mandíbula. Y como no me cabía su pichula en el hoyo, miré incrédulo alternando entre su cara de weon maldadoso y caliente y su pichula que yacía entre sus piernas erecta como hasta hace una hora y media atrás.

Como comprenderán, tuve que hacer caso omiso de mi cansancio bucal y dedicarme otra vez a mi macho, este weon definitivamente era una maquina sexual. La segunda vez fue igual de excitante que la primera. Y no me lo van a creer, pero si, hubo una tercera vez, claro que ésta última fue mucho más corta, lenta y relajada que las anteriores, pero aun así no podía creer que en una misma noche hubiera tenido sexo (oral) tres veces y que las tres veces mi Roberto hubiera eyaculado dosis considerables de un semen que por supuesto no dude en tragar.
Mi garganta estaba irritada y sentía que tenía una especie de tapón de moco que no me dejaba tragar ni agua siquiera. Estando yo aún sin acabar, y como mi amiguito rico yacía en mi cama por fin todo lacio, me dediqué a masturbarme para coronar este caliente episodio y no demoré mucho, ya que pasados tres minutos acabé profusamente y mi semen saltó un poco en mi vientre y la mayoría más lejos que la chucha. El poco que quedó en mi guata, lo tomé con mis dedos pulgar e índice y como hice con el semen del Roberto, me tragué el mío igualmente.


-Eres un cerdo culiao weon.
-jajajaj igual lo disfrutaste po
-Si weon, nunca había acabado tres veces, eres el primero que logra hacer eso, ni siquiera con la Martina po weon.
-jajajaj viste pa que veai que los hombres lo chupamos mejor que las minas.
-Si hermano, ahora sé que es verdad y eso que ella tiene el medio cuero, si siempre quiero culiarmela, tiene un choro weon no sabí que rico.
-No más que mi boca- Le respondí un tanto incómodo y hasta celoso.
-Es que vo eri un profesional en lo orales po mi mariconcito, de ahora pa lante, vai a ser mi putita ya?
-jajajajaj bueno, bueno- Le respondí.


De ahí busqué mi ropa por los rincones, me vestí sin lavarme ni ni una wea, quería sentir mi cara tiesa y llena de semen por el mayor tiempo posible, me puse mis zapatillas y salí de su pieza, el me acompañó afuera vestido con su pantalón de buzo, un poleron con gorro y zapatillas, salimos furtivamente, pero al parecer ya nadie estaba despierto en la casa del Roberto, ni sus hermanos, ni su mamá porque estaban todas las luces apagadas en la casa principal. Me abrió el portón del patio lo más piola posible y salí a la calle fuera de su casa.

Hacía frío, las luces de los postes alumbraban tenuemente mi figura en medio de la noche. Vi la hora. 02:45 de la madrugada. Me fui caminando hacia mi casa en las compañías, bueno caminando no, flotando, no podía creer que momentos atrás hubiera tenido la experiencia sexual más excitante de toda mi vida hasta ese momento. Con un heterosexual. Un auténtico macho. Y como si eso no fuera lo suficientemente prohibido, con el macho de mi prima Martina. Llegué a mi casa, abrí la puerta de calle, abrí la puerta de mi pieza, sin prender la luz, sin sacarme ni la ropa ni las zapatillas y me estiré completamente feliz en mi cama. Así me dormí y desperté al otro día a eso de las 10:30 horas con una sonrisa a flor de piel y un ánimo que hace mucho tiempo no sentía.

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