lunes, 9 de noviembre de 2015

Nacho el flaite de mi vida

Cuando era cabro chico visitábamos a mis abuelos constantemente, ellos vivían en una población muy conocida del sector sur de Santiago, siempre que los visitaba me escapaba e iba a jugar donde el Nacho, él era un vecinito de dos casitas más allá, cuando pendejos todo bien, éramos re amigos pero a medida que fuimos creciendo nos fuimos distanciando naturalmente, sin embargo nunca dejamos de saludarnos; él era un caso perdido y lo sigue siendo, se dejó influenciar por el ambiente y se convirtió en un flaite ultra flaite, toma chelas en la reja de su casa, se pasea a “guata pelá” casi todo el verano, fue papá como a los 16 y del cabro chico ni idea, habla muy mal y peor aún es un cafiche de mierda que no trabaja y que le roba la plata a su mamá pa tomar chelas y fumar, a pesar de todo lo malo, está terrible rico: es paliducho, tiene brazos musculosos y es flaco pero con esa típica ponchera que genera la cerveza.
Volviendo a nuestra infancia recuerdo la última vez que fui a jugar a su casa, él es unos años mayor a mí, no sé cuánto, pero no creo que más de dos años; estábamos jugando en el patio cuando me dice: “oe, ¿a vo ya te creció la pichula?” yo todavía era un cabro chico y a pesar de que sabía la “teoría de la magia de la vida” ningún cambio hormonal había llegado a mi cuerpo, le respondí que no, que todavía era chiquitita y que me daba vergüenza hablar del asunto; entonces él me dijo: “mira la mía ya creció y me están saliendo pelos”, sacó su miembro y me lo mostró, yo inocentemente fui y la toque, nunca había visto otro pene y mucho menos ya grande y peludo; justo en eso nos pilló su mamá, le pegó una cachetada al Nacho él se puso a llorar y ella me dijo “mijito vallase pa’onde su tata”.

Pasaron unos años, yo era entonces un adolescente, mi abuelo había construido una improvisada terraza en el segundo piso que se utiliza solo para tender la ropa, un día subí a tender ropa y caché que desde ahí se veía el dormitorio del Nacho, miré curioseando un poco cuando de repente entró él a su cuarto y me vio.
Me gritó desde su casa -“¡wena washo!, ¿qué miray? Acaso vio a alguna minita en mi pieza?”-
-“emmm hola… hola, nada Nachito, solo emmm me estaba fumando un pucho, no cachaba que se veía tu pieza de acá”- le hice un gesto y me fui (arranqué)

Ese día me quedé a alojar donde mi abuelo y en la noche subí a fumarme un cigarro, en realidad quería ver si podía ver al Nacho, no sé porque pero desde el incidente que comencé a tener curiosidad por él, esperé y espere, me fume como tres cigarros, cuando ya me estaba dando por vencido y fumando el que sería el último cigarrito se encendió la luz de su pieza y entró el, yo me escondí en la oscuridad y lo observé un rato, se sacó la polera y se tendió sobre la cama a ver tele, estaba flaquito y en aquel entonces aun no tenía ponchera, puras calugas debido a su delgadez… se veía bien rico; en eso se asomó a la ventana y después de un rato dijo como susurrando: “washo, ¿estay ahí?..... yapo’ weon-oh asómate si se nota el caezón del cigarro”- pensé en lo aweonao que era al no haber apagao el cigarro para que no me descubriera, ya me había atrapado así que le respondí: -“¿qué onda vecino?-
-“hermanito, me convida un pucho, no tengo ni uno y me dieron ganas de fumar aode sentí el humo”…- le lancé la cajetilla con un encendedor adentro, sacó unos cigarros me la arrojó de vuelta y comenzamos a conversar un rato puras cosas que ya ni me acuerdo. La cosa es que para mí se hizo costumbre alojar donde mi abuelo y subir a la terraza para observarlo, mejoré mis técnicas de camuflaje y pasaba desapercibido mientras lo miraba, vi muchas cosas, lo vi pajearse varias veces y un par de ocasiones lo vi tirar con una mina, algunas veces mientras lo miraba yo me masturbaba en la oscuridad.

En la actualidad tengo 24 años y había olvidado que me pasaba rollos con él cuando era pendejo, lamentablemente mi abuelo falleció hace unos pocos años y mis viejos quisieron irse a vivir al sur, por lo que se dieron todas las condiciones para venirme a vivir a esta casa ya que yo no quería irme de Santiago y me daba lata dejar que mi abuela viviese sola ahora que había enviudado. Bueno la cosa es que el otro día subí nuevamente a la terraza a acomodar la antena de la tele, habían pasado artos años desde que no subía y me acordé al tiro de lo que hacía cuando pendejo me asomé a curiosear y casi me fui de raja cuando vi al Nacho pajeandose, con la impresión boté unas weas y el me descubrió, se acercó a la ventana la cerró y cerró la cortina no sin antes mirarme más feo que la cresta, chuta yo me quedé un rato tratando de reaccionar, cuando en eso siento que alguien golpeaba la puerta de la casa, puse atención, mi abuela abrió la puerta y lo que escuché me dejó helado: “hola vecina, ¿oiga está el Tito?, lo que pasa es que tengo que hablar una wea con él”, mi abuela no pescaba mucho al Nacho ella es súper conservadora y según su forma de pensar los marihuaneros eran peor que cualquier cosa y como lo había visto fumar hierba en la reja de su casa lo tenía muy mal considerado, yo quería que le dijera que no estaba porque pensaba que este flaite me iba a sacar la cresta, “¿Para qué lo quiere?”- le preguntó mi abuela, yo seguía escuchando escondido en el segundo piso “lo que pasa awuelita es que yo sé que el Tito estudió electricidad y tengo unas weas de enchufes echao a perder que quiero que me los arregle el Tito, yo sé que está llámelo porfa agüelita”, mi abuela me llamó y no tuve más remedio que dar cara; saludé al Nacho sin mirarlo a la cara pensaba que en cualquier momento me pegaba un puñete o algo, pero me dijo “ven” yo lo seguí calladito a su casa, entramos, no había nadie, lo seguí hasta su dormitorio y trate de hacerme el weon preguntándole “¿Cuáles son los enchufes que tienes malos”, el me miró y me dijo: -“a vo te lo voy a enchufar maricon culiao, ¿Qué wea haciay mirándome chuchetumare?”-, yo le dije que había sido un error y que no había alcanzado a ver mucho, -“no me importa maricon de mierda… y todas las veces que me miraste cuando me estaba culeando a la Yoya, y cuando te pajeabay ahí mirándome cuando yo veía las películas…- chuta quedé más helado todavía yo pensaba que pasaba piola esa wea de cuando era pendejo y que él nunca se había dado cuenta, pero este flaite no olvidaba, “yo sé que vo me tení gana a mí, te lo voy mandar a guardar tooo…” me empujó con violencia a su cama, me puso en posición, acto seguido me bajó el pantalón y los boxers, yo forcejeé, a pesar de que me gustan los hombres y que el Nacho encendió alguna vez mi curiosidad no me gustan las cosas a la fuerza, tenía potencia me puso una mano en la cabeza y la presionó contra el colchón dejándome inmóvil, yo estaba tratando de liberarme cuando sentí que su pene entró en mi de una, di un grito de dolor y el me pasó una almohada diciéndome “muérdela culiao que yo no voy a parar” mientras me seguía penetrando fuerte y dolorosamente , entonces pensé en que debía relajarme y entregarme a la situación, fue ahí cuando comenzó el placer y la cosa se puso buena.

Mientras me penetraba me seguía diciendo que no gritase, sentía su mete y saca dentro de mí y el placer ya estaba llegando con lo cual fui relajando mi cuerpo a tal manera de que l soltó mi cabeza y ya podía moverme libremente mientras ayudaba con mis manos a que su miembro entrase más en mí, si bien la cosa ya no estaba tan tensa su violenta forma de culiarme no cesaba, me penetraba sin delicadeza y si no fuese por la almohada que aún seguía mordiendo lo más probable es que toda la cuadra se hubiese enterado de lo bien que lo estaba pasando. En un momento en que alentó su ritmo le dije “oye Nachito, hacemelo con más cariño porfa” a lo que me respondió “cállate maricona culia y comételo”, me dio una fuerte nalgada y retomó su violento ritmo de penetración, no duro mucho rato más cuando pude sentir que su peludo miembro soltaba todos sus fluidos dentro de mí, el dio un grito de placer y se recostó sobre mi espalda sin sacar su pene de mi interior, descansó un minuto y me susurro al oído “aaaaah me gusta que se ponga lacio adentro del hoyo, oye Tito, ese fue un calentamiento previo nomás, yo ahora te lo voy a meter suavecito como me lo estabay pidiendo maricon culiao”, sin nunca sacar su pene de mi comenzó a moverse lentamente mientras yo sentía como su herramienta se ponía dura nuevamente en mi recto.

Este cabro lo hacía muy rico lentito se sentía tan bien y ahora me hablaba cosas al oído “siempre supe que me mirabas cuando me pajeaba, esa wea me calentaba y hacia que me pajiase más” yo no decía nada solo disfrutaba del rico momento que me estaba dando mi amiguito de la infancia. Era genial, el movía su miembro dentro de mí , dándome placer máximo pero nunca absolutamente nunca lo sacó yo gemía ahora suavemente estuvimos así un buen rato, no sé cuánto, cuando de repente él me dice “date vuelta culiao, te voy a poner patitas hombro, quiero mirarte la cara de puta que pones cuando te quejay”, yo sin chistar hice lo que me pidió, me puse en posición y el comenzó nuevamente con su mete y saca…. “aaaahhh que rica la cara que ponis wequito” me decía esto mientras yo trataba de mantener mis ojos abiertos para poder mirarlo, entonces él ya se estaba soltando más y comenzaba ahora a tocarme por todos lados, me tocaba las tetillas, las orejas, el pelo, metía muy obscenamente sus dedos en mi boca y siempre sin parar de darme goce todo estaba perfecto, cuando comenzó a besarme en el cuello se acercó a mi oreja y me pregunto “¿Dónde quieres que te moquee ahora?” yo no sé por qué (nunca soy tan obsceno) pero respondí instantáneamente “quiero tragármelo”, instantáneamente lo sacó de mí, se puso de pie y violentamente me tomo la cabeza y la llevó hasta su pene “chúpala… chúpala toda maricona culia” yo apenas podía respirar, su violencia había aumentado mucho nuevamente y con fuerza empujaba mi cabeza contra su miembro, podía escuchar como gemía de placer, cuando sin aviso previo siento su leche en mi boca la cual no pude contener toda derramando parte de ese sabroso alimento, era muy acida, pero no me importaba porque este macho me había hecho sentir como hace tiempo nadie me hacía sentir.

Después del sexo no me habló mucho, me dijo que me limpiase y que me fuera paz mi casa, pasaron unos días no me hablaba, yo lo divisaba en la calle pero él se hacía el loco, estuvo así hasta esta mañana, sentí que golpeaban la puerta y fui a ver, era el, lo miro y me dice: “wena Tito oe me podí acompañar a mi casa se me echo a perder otro enchufe” yo respondí positivamente y lo seguí hasta su casa esta vez con la cara llena de risa, me culío tan rico como la primera vez solo que ahora fue con menos violencia, después que terminamos me dijo “la instalación eléctrica está como las weas oe, te voy a ir a buscarte más seguio pa que la arreglí” ;)

9 comentarios:

  1. Wena compare, buen relato el suyo. Cómo te habrai pajeao mirando al loquito culiarse a la mina, que wea más rica. De verdad tu relato me calentó.
    Saludos

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  2. Ctm que relato más calenton por cresta. Venía saliendo del instituto, leyendo la wea por la calle. No me importó que un auto me atropellara o que un weon me robara el celular. No podía dejar de leer. Me dejó con toa la pichula pará.
    Así me gustan los relatos de flaites. Violentos. Ná de weas amariconás ni sentimientos.

    El mejor del último tiempo. Incluso supera la primera parte de mi relato (con el pololo de mi prima parte 1).

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  3. Ho my god, simplemente UN MANJAAAAR, que delicia de relato, lo mejor que he leido desde hace mucho rato

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  4. pura fantasía de relato por favor mas profesionalismo

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