Más que una Copa América

Para todos, soy Jck, (Jack, si es que algunos me recuerdan del relato, “Los Baños del Instituto”), algunos me preguntaron si es que habría continuación y la verdad es que luego de lo ocurrido en el IEB, el Jose y yo nunca más tiramos, después de sentirme tan satisfecho sexualmente me bajó el arrepentimiento, y sobre todo cuando el Mati, (el amigo del Jose), me dijo que él iba a ser papá y por eso las palabras que se cruzaron en los baños.

La verdad fue todo muy raro, pero bueno, el hecho es que no volvió a pasar nada más con él, aunque sí nos hablamos y súper buena onda, pero nada más.

Ahora a lo que nos convoca, para todos tengo 18.

El sábado mientras veía el partido, (solo el primer tiempo), de Chile y Argentina, me había bajado el nervio, razón por la cual dejé de mirar, salvo a ratos que me pegaba en la tele de mi habitación o en la cocina donde hay otra y donde estaban mi papá, mi mamá y un tío.

Ese día además, tenía que ir a tocar, (pues como les había mencionado en el relato anterior, soy músico y toco en una orquesta donde vivo), junto a otro conjunto más, (que es el que me vio nacer, y al que abandoné por el grupo donde toco ahora, aunque a este también estoy por dejarlo porque me cotizaron de dos sonoras)

El otro conjunto vio el partido en el lugar donde tendríamos que tocar y donde tocan dos amigos míos, el Nacho y el Alberto, los dos son encachados, el Nacho, (19 años), es guitarrista nato, de los buenos, de piel morena y ancho de cuerpo pero no tonificado, ni se nota que haga ejercicio, pero se mantiene en forma, sin ponchera, en tanto el Alberto, (20 añitos), es un hombre exquisito, 1mt 76 aprox. Usa lentes, de cara morena, un cuerpo pero como si los Dioses lo hubieran esculpido a mano, unos inmensos brazos, y una mente abierta que me dejó boquiabierto cuando le dije que un wn me estaba joteando por whatsApp, y le pedí que le parara los carros diciendo que era mi pololo, accedió sin problemas y le dije que para ese día yo me rajaba con las Powerade porque tocando nos cansamos demasiado, parados, saltando, tocando, (aunque él más porque es baterista), yo solo soy el tecladista de la cosa.

Ya, la cosa va en que él estaba en donde tendríamos que tocar con su orquesta, (mi ex orquesta), y yo en mi casa con los dientes apretados escuchando los gritos de las casas vecinas en los penales porque no fui culo de verlos, hasta que gritaron que la copa se quedaba en casa, fue entonces que me relajé y al rato pasaron a buscarme, había una caravana inmensa donde yo vivo, las plazas de los alrededores llenas y cuando íbamos llegando a la capital de la región, los tacos eran cuento de no acabar, pero nos hicimos pacientes hasta que pudimos seguir la ruta hasta nuestro destino donde estaban por hacer el evento donde tocaríamos.

Al llegar, lo primero que vi fue a Alberto, rico, bonito, un mono, al Nacho, que es bonito no más, comprado con el Al, y al Alonso, un klao pasado a mierda que se cree la raja, siendo que no tiene pico idea de lo que es la música.

Cuando el Alberto me vio, me fue a saludar, caballero como siempre, sabe que soy gay además, y me preguntó al tiro por el Whisky, porque le dije que le llevaría eso mejor, no una powerade, le dije que estaba en mi mochila así que le di la espalda, la sacó y se rió.

- Como que me cuidas mucho- atinó a decirme sacando la bebida y riéndose mostrando esa fila de dientes blancos que me encantan.

- Como no si fuiste mi pololo por cinco minutos- le dije.

- Tonto- agregó.

A mi me dio risa y le tendí los brazos como para abrazarlo, me respondió y como somos amigos y el es bueno para el leseo a nadie le pareció raro, salvo al Nacho que también sabe que soy gay.

Me dijo que le debía la vida por haberme hecho el favor de parar al loco que me tiraba los cortes diciendo que era mi pololo, y como tiene los brazos grandes y forzudos me apretó y en el abrazó de oso me alzó.

- ¡Sale weón que me estás apretando!- le dije sonriendo.

Solo sonrió.

Estaba contento pero no sé porqué, parecía otro, pero me gustaba verlo feliz.

A todo esto, hacía tiempo que éramos amigos, pero hacía poco que lo estaba viendo como hombre y no como amigo, no quería darme cuenta de que a lo mejor me estaba gustando.

Cuento corto, a los minutos salí del lugar pues tocarían ellos primero y estaban ordenando sus cosas, razón por la cual me fui a sentar a fuera, cagao de frío eso sí y me puse a revisar mi face y mi whatsapp.

Tengo amigos ricos, que son exquisitos, y en una de esas me puse a ver sus fotos de perfil, algunas bien hot, así que me fui a sentar un poco más lejos, había una cancha y al fondo unas galerías, por los costados había unas bancas y una reja que cubría todo el perímetro de la cancha, salvo por unas entradas que era por donde yo había cruzado, aunque llegué con todos los pies mojados porque en la acequia venía agua, le habían puesto un taco y el césped se estaba regando.

La calentura de ver a mis amigos medio en bolas e imaginarlos con todo el morbo me dio lugar para ver esos blogs cartuchos de flaites, donde salen algunos mostrando el pene o hueviando con sus amigos en onda Gay, pero bien a lo macho.

Comencé a sentirla dura y el rato había pasado, cuando sentí una cosa en mi espalda, dura y una voz conocida.

- ¿Con quién me estás cagando?- me dijo el Al.

- Con nadie, ¿por qué?- le dije dándome cuenta de que se había dado toda la vuelta a la cancha para ir donde yo estaba.

- Ya- soltó.

Se sentó al lado mío y me quedó mirando fijo, la luz artificial de mi teléfono era suficiente, en eso simplemente esbozó una dulce sonrisa.

- Igual fue choro ser pololo de un hombre.

Yo quedé “Plop”

- ¿Qué?- le pregunté medio aweonao por lo que había dicho.

- Nada- se rió, y aun con la luz tenue de mi teléfono cuando está a punto de bloquearse le vi esa dentadura que me encanta.

- Tonto- agregué.

Me hice a su lado y sin más lo abracé y apoyé mi cabeza en su hombro, era cuestión de siempre, siempre que no nos vieran y así nos poníamos a conversar de algunas cosas. Me contó que había terminado con su polola, pero que ella lo seguía leseando por wtsp, la típica wea loca. Me preguntó que porqué yo no tenía pololo y le dije que me había enamorado de un solo wn, que iba en mi curso en media y que me dolió demasiado decírselo porque se lo tomó mal, nunca más me habló, se distanció totalmente y nunca más supimos ni del uno ni del otro, así que le dije que no quería volverme a enamorar, aunque en ese momento como el corazón no entiende de palabras y tiene razones que la razón desconoce, no me di ni cuenta cuando entendí que él estaba haciendo un espacio ahí y estaba tratando de echar a fuera todas las pertenencias del primer y único chico del que me había enamorado.

Sentía el pulso acelerado y más estando con él, a veces me ponía nervioso, (mejor seamos realistas, siempre me ponía nervioso), y en ese momento con la luz del teléfono completamente apagada, porque se me había bloqueado alcé a mi rostro y sé perfectamente bien que estábamos frente a frente, él y yo.

- ¿No lo has olvidado?- me preguntó.

- No, creo que no- conteste mirándolo-. Pero creo que hay algo que me está ayudando a olvidar.

- Sí- dijo tiritando-. ¿Qué cosa?

Sin pensarlo me acerqué y sentí su aliento en mi boca, no fui capaz de darle el beso cuando me terminé por levantar y le dije que teníamos que irnos, que seguramente estaba todo listo para empezar el show.

- Todavía queda harto- me dijo él tomándome el brazo.

- ¿Cómo sabes si hace rato que estás conmigo?

- No nos han llamado y todavía se escucha el bombo saliendo seco, tienen que pasarlo por los sub-bajos…

- Lo quedé mirando y él se me acercó, me abrazó como lo hizo en el lugar del show, salvo que aquí menos forzudo.

Sentí su erección, (grande por cierto), y solo atinó a darme un beso en el cuello, me tomó de las manos y nos encaminamos de las galerías hacia arriba, (no subiendo las galerías, caminando por el pasto cancha arriba), encendí el teléfono y al fondo se veían unas manchas negras, cuando estuvimos cerca, era una hilera de moras que crecían entre una acequia vacía y el terreno de las galerías.

Tenía los bordes de cemento y al darnos cuenta, vimos que el agua de la cancha venía por otra acequia un poco más baja que la de donde estábamos, por eso el agua no subía, y el callejón de moras tapaba a la perfección el lugar, aunque estábamos bastante alejados en realidad.

Antes de pensar en entrar si quiera a la acequia, me dio vuelta y puso su manos en mi cintura, me siguió besando el cuello y poco a poco fue a dar a mi oreja, su respiración me excitaba y más cuando una de sus manos tomó la mía y la llevó a su pene erecto, aunque por encima del pantalón.

Sentía la inmensidad de su erección, era grande, en cierto modo me daba miedo pero no podía no resistirme, la rosaba por encima del pantalón con mi mano hasta que partí al ataque con ambas, desabroché el botón de su pantalón y bajé la cremallera, su bóxer estaba ahí, escondiendo aquel bulto que lleno de morbo tomé y comencé a masturbar, aun parados ambos. Él no lo dudó y comenzó a hacer lo mismo, nos masturbábamos de pie mientras me besaba el cuello y perdía la consciencia por ello.

Me sentía como en el cielo, hasta que el cuello y la oreja fueron quedando atrás hasta llegar a mis labios.

- ¡No!- le dije yo.

- ¿Qué pasa?- me preguntó.

- Date cuenta wn, somos amigos, nos pueden pillar, eres hijo del bajista de mi grupo, te veo… como un hermano…

El Alberto me miró y me abrazó.

- Pero yo no.

Sin pensarlo dos veces me dio el beso y sentí como mi cerebro hacía un corto circuito. Si bien es cierto el polvo que eché con el Jose en el instituto fue bueno, rápido pero bueno, no se comparaba con lo que estaba pasando ahí.

El Alberto me besaba como nunca nadie lo hizo, seguía sintiendo su erección y de a poco me di cuenta de que podía ser una oportunidad única y tanto adoraba a este menso que no lo iba a desperdiciar.

Pese al frío mientras su lengua recorría mi boca, bajé el cierre de su polerón y uno a uno desabroché los botones de la camisa negra que lucía. No lo veía, pero mis manos me decían que aquel abdomen estaba trabajado al cien, continuamente era presa del ejercicio para mantenerlo así, en esas condiciones.

Palpaba su sixpack y al darme cuenta de que era lampiño comencé a bajar lentamente pasando mi lengua por su pecho, trataba de bajar un poco más sus pantalones con mis manos y apretar esos glúteos que… son más bien unas pequeñas pelotas de tenis.

Besaba sus calugas, pasaba mis manos por sus tetillas y a ratos las apretaba un poco.

- Chúpamelo- me decía con los dientes apretados.

Ya veía que me tomaba la cabeza y me obligaba a comérmela, pero para mi suerte no lo hizo. Era un pene grande, mucho más que el del Jose, este seguro bordeaba un poco más allá de los 20 o 22 cm.

A ratos me tomaba la perilla y me acercaba a su pene el cual sostenía con su otra mano. Bajaba por el costado y sentía su vello púbico haciéndome cosquillas en las mejillas.

- Ya pu’, chúpamelo… un ratito.

Yo sabía que desde ese momento, la acción iba a empezar y así fue.

Cuando me decidí, le tomé el pene con ambas manos y sin más me lo metí a la boca, estaba caliente, sentía ese sabor amargoso pero que encanta. Él solo gimió.

- CTM- me dijo-. Que rico wn.

Encuclilló un poco las rodillas, doblándolas un tanto y puso sus manos tras mi nuca, la mecía despacio contra su pelvis para que yo me metiera cada vez más esa presa en la boca pero era demasiado grande, gruesa, pero tan rica. A ratos sentía sus pendejos en la punta de mi nariz, razón por la cual me lo sacaba de la boca y comenzaba a jugar con su tronco, me iba a sus testículos y lo masturbaba desde allí con mis manos. Olía su abdomen y baja mordisqueándole los pendejos, se quejaba pero parecía gustarle porque lo hacía riendo.

En una tirada pensé que la cosa iba a terminar peor a cómo terminó porque volví a chupárselo, con ganas, hasta que sus manos en mi nuca volvieron a dar ese vaivén pero mucho más brusco.

- Mámamela poh, con fuerza wn.

Lo decía mientras retraía su pelvis y la hacía chocar contra mi boca introduciéndome su miembro hasta casi tocar mi campana. Me producía arcadas y yo trataba de frenarlo pero no sabía si lo conseguiría.

A cada momento se iba más y más contra mío y sentía el calor que emanaba su cuerpo, su sixpack, sus pendejos que me llegaban a la cara, parecía como si quisiera irse cortao.

Con las piernas doblegadas y sus manos en mi nunca solo atinó a dejármela quieta y comenzar a follarla rápido, metiéndome su pene con toda la fuerza que podía, gimiendo al punto de querer explotar de placer, con su respiración entre cortada y su pene que se endurecía como un fierro caliente.

Sentía el gimoteo de mi saliva cuando su miembro entraba o cuando salía y quedaba colgando un resto de su tronco y su cabeza antes de volver a metérmela.

Las arcadas ya no las soportaba así que como pude me lo quité y me erguí.

- Para wn- le dije en seco.

- Sorry, perdón, fue sin querer, te juro que fue sin querer.

Lo quedé mirando.

- Esta wea no puede ser wn- le dije-. Imposible de ser.

Empecé a caminar sintiendo el sabor tan rico que me había dejado cuando lo siento que vine tras mío.

- Espera, en serio fue sin querer, perdóname ahora lo hago con más cuidado…

- ¡No va a haber otra vez!, esta wea no puede pasar, wn somos amigos, ya metí las patas recién, no las puedo meter de nuevo, te quiero caleta pero… ¿Esto?, no, no puedo, además… esto me hace mal, porque creo que me estás gustando- le dije de rompe y raja.

- ¿Qué?- preguntó medio aweonao.

- Nada- dije al irme.



Ahí se quedó solo, después llegó cuando le tuvo que tocar para el show, mi grupo cerró la noche y después volvimos a hablar, pero no de lo que había pasado, de eso obvio que no.



Les juro que este maldito wn me gusta, demasiado, daría mi vida por él, pero no sé si lo que pasó ahí fue una calentura, le gusto, le atraigo, o es una wea de sentimientos de amigos, una cacha que se puede repetir siempre pero solo como amigos…



No sé qué pasa, pero si sé que lo amo, y no quiero sufrir de nuevo. :’(