domingo, 29 de marzo de 2015

El Emanuel

Esto empezó hace unos dos años cuando un día me llegó una solicitud de amistad por Facebook de Emanuel. Es día lo acepté pero no lo pesqué mucho. Con el tiempo hablamos un poco, conocimos algo de la vida del otro, entre esas cosas que estaba pololeando, me sorprendió saber que era con un hombre puesto que en las fotos el Emanuel se veía muy flaite (tipo flaite de la U). Después de un par de conversar perdimos el contacto. Unos seis meses después volvimos a hablar. Este loco había terminado con el mino y se empezó a poner coqueto, y obvio yo estando soletero seguí el juego.

Al parecer los flaites son súper galanes y cancheros. Lo digo porque el Emanuel al poco rato me empezó a tratar de “precioso mío”, “mi principito” y cosas así. Con el tiempo, el loco me convenció y un día lo invité a mi casa. Ese día iba a estar solo y yo estaba dispuesto a hacer travesuras (ñaca ñaca). El Emanuel aceptó de una. Ese día lo fui a buscar al metro para irnos a mi casa. Mi sorpresa fue cuando llegó. Me encontré con un mino de alrededor de 1,75, algo tonificado, tez clara y ojos pardo. Vestía jockey, jeans pitillos y una polera blanca (se veía muy mino). Yo en lo personal, no me considero gran cosa, algo pasado de peso, medio fofo, de 1.78, tez clara, y rostro… no feo (XD).
La cosa fue que nos fuimos a mi casa hablando de la vida. Me contó que tenía atados en su casa porque era bueno para drogarse, y porque con 19 años aún no tenía el cuarto medio y otros atados así. Al final llegamos a mi casa y fuimos directo a mi pieza, nos sentamos un rato seguimos hablando, pusimos música y nos tiramos en la cama. Al pasar un rato, nos quedamos mirando y me dice “te puedo dar un beso?” y obvio yo le dije que si (con algo de risa interna porque creo que hacer eso es medio mata pasiones, pero bueno).

El Emanuel besaba exquisito, nuestros labios se encontraron algo tímidos al principio, pero al pasar el rato le dimos rienda suelta. Yo empecé a besarle el cuello y los lóbulos de las orejas y este loco gemía de placer. De los besos pasamos a las “manos exploradoras” y ahí aproveché de tocarlo entero. Primero metí mi mano bajo su polera sin dejar de besarlo, toqué su abdomen, sus tetillas y subí su polera para dejar al descubierto todo su torso. El Emanuel era exquisito, así que aproveché de lamerlo entero, morder sus pezones y bajar por el caminito para detenerme en las caderas y lamer bajo el ombligo y sobre el cinturón. El Emanuel arqueaba la espalda y gemía muy fuerte cada vez que llegaba ahí. Yo por mi parte disfruta a full, este flaite estaba muy rico y no quería desperdiciar ni un momento. Lo iba a disfrutar.

Después de un rato terminamos desnudos en la cama. Yo me tire de espaldas y dejé que él jugara. Me besó el cuello, las tetillas, bajó por el camino y se metió mi pene a la boca (yo igual no lo tengo grande así que cayó entero). Lo chupaba como los dioses. Pasaba lengua de forma circular por la cabeza, le dejaba caer un escupo que corría por todo el tronco y luego con la lengua lo esparcía por mi pene para volver a tragárselo. Después pasaba su lengua por la ingle y por las bolas. Así, poco a poco bajó hasta llegar a mi ano. Me acomodó, subió mis piernas y me empezó a lamer. De vez en cuando me tiraba un escupo y me pseudo penetraba con la lengua. El weon me tenía en el cielo.
Pasó un rato y me dijo “Te toca. Cómetela toda.” Qué me dijeron a mi poh. Lo puse de espaldas a la cama y empecé igual que él. Cuello, tetillas, el caminito y hasta llegar a su pene. El Emanuel tiene unos 18 cm, cosa que es piola. Es de estos penes que el delgado en la base y se ve ensanchando en el tronco para acabar en un glande un poco las delgado que el tronco. Era bien ancho en el tronco. Me lo metí como pude, lo único que quería era probar ese pico. Pasé mi lengua por todo el contorno y saboreaba el pre seminal que salía a ratos. Igual que él, le lamí la ingle, las bolas y cuando iba a ir a ano para el beso negro me dice “no, no, no. No me gusta que me hagan eso.” Eché una puteada piola y no le di importancia, me seguí comiendo ese pene exquisito. En una, me tomó la cabeza y me dice “aguanta” y comenzó a follarme la boca. La hueá fue muy rica. Le tenía el pene muy mojado con saliva hasta que me dice “te lo quiero meter”.

Antes de darme cuenta yo ya estaba sacando un condón del velador. Me tiré de espaldas en la cama y me abrí de piernas. El Emanuel se puso el condón, se acomodó para darme otro beso negro. Me dejó el hoyo todo ensalivado y empezó a meter un dedo. Mientras lo hacía me decía “te gusta?” y yo siempre respondía que sí. Después de un rato se acomoda frente a mí y me dice “prepara el hoyo”, pone la punta en la entrada y me lo manda a guardar de una. Me dolió más que la csm. Pero puta, no le iba a dar color a esas alturas. El Emanuel empezó con un vaivén que me dejó loco de una. La sacaba casi entera y me ensartaba de nuevo a una velocidad inimaginable. Yo gemía más que la cresta, estaba muy rico. Cuando se casaba de meterlo tan rápido, la dejaba toda adentro y hacía presión como para meterla más al fondo y una vez allí bombeaba el pene. Sentía como su ya ancho pene se hinchaba más en mi interior. Yo vuelto loco le mordía los brazos que estaban apoyados en la cama y pasaban por sobre mis hombros. Después se movía de forma circular. Lentito… y cuando estaba casi afuera de nuevo volvía a embestirme fuerte. Yo no duré ni 10 minutos así. Acabé sin si quiera tocarme. El Emanuel cachó porque me dijo “Principito me está apretando la callampa.” A lo que respondo “Weon, me fui”. El Emanuel mira y mi estómago estaba lleno de semen. Levanta una mano y con un dedo recoge algo de leche y se la lleva a la boca “Que rico tu moco” me dice. Y yo le repondo “Si?”. “Si. Mira.” Recoge otro poco de semen de mi abdomen con el dedo y me mete en la boca. Debo admitirlo, esa wea me calentó más. “Queríh que me salga principito?”. “NO” respondí. “Sigue, no pares de culiarme. Lo haces muy rico.”

El Emanuel volvió a culiarme como sólo él sabe. Gemía muy rico. Muy macho. A ratos se acercaba a darme besos y de cerca me preguntaba “Te gusta que te meta el pico?” “Te gusta que te culee?” “Tu hoyo está terrible rico”. Yo sólo respondía “Sí” a todo y le decía que no parara. Después de un rato cuando me volví a excitar a full, el Emanuel me dice. “Siéntate en mi pico, quiero que me cabalgíh como tu potro que soy”. Cambiamos de posición. Volver a sentir como entraba ese pico en mi hoyo fue sublime. Sentir como entraba de a poco para llegar al fondo y ambos emitir un gemido es una sensación muy placentera. “Ahora, cabalga a tu potro principito” me dijo, y yo empecé a moverme. Traté de hacerlo interesante. Quería dejarlo loco, así que empecé con movimientos para adelante y atrás, luego circulares y después me tiraba hacia adelante para besarlo. En eso me agarraba los cachetes bien fuerte, los abría y me lo metía rápido. Yo estaba en la gloria, y sentía que pronto me iba a ir por segunda vez. Y le digo “Ema, voy a acabar de nuevo” a lo que me responde “Yo igual principito, pero quiero dejarte el hoyo lleno de moco”. En eso, noto que se sale de mi hoyo, se saca el condón y antes de decir “no” ya me lo estaba poniendo de nuevo. “Acaba en mi pecho principito, quiero tu moco en guatita”. Con la calentura ni la pensé. El Emanuel nuevamente tira hacia adelante, me abre las nalgas y empieza a embestirme como bestia. Yo por mi parte me masturbaba para acabar y siento que el pene del Emanuel se hincha, una, dos, tres y más veces. El Emanuel deja salir un rugido de león que me calentó más que la cresta mientras sentía su moco dentro. “Estoy a punto” le digo, y el weon me siguió penetrando “Dale principito que quiero tu moco encima mío.” Un par de segundos después yo acabo con un gemido enorme, boté unos chorros largos, con fuerza, uno de esos con una puntería de puta madre cayó justo en su boca abierta. El resto en su pecho, abdomen y parte de las almohadas. 

Nos relajamos un poco, ambos agitados, aún pegados sudados a más no poder. Nos besamos un par de veces. El Emanuel volvió a tomar parte del semen en su cuerpo y se lo llevó a la boca. “Puta que es rica tu leche principito” me dijo. “Weon, lo haces demasiado rico.” Le dije. Me tiré sobre él y movió su pelvis un par de veces. “No la quiero sacar nunca de hoyo, es terrible rico tenerte metido el pico.” Me dijo. Pero ya estaba algo flácida y mi ano no daba más. “Sácalo, pero despacio.” Le dije. Y así lo hizo. Al salir los dos emitimos un gemido. Yo sentía el poto todo moqueado pero rico. Me tiré al lado de él y seguimos haciéndonos cariñito.

Pasó la hora y el Emanuel se tenía que ir. Así que nos vestimos y lo fui a dejar y todo bien. Pero nunca más nos vimos ni lo busqué. Sin embargo, ese follón con el Emanuel es inolvidable. Es más, a veces aún me masturbo pensando en las dos veces seguidas que acabé siendo pasivo.

5 comentarios:

  1. Otro más que le acaban adentro sin condón... Varios de aquí deben estar pedíos ya...

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  2. Todo iba tan bien... hasta que se sacó el condon.

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  3. No. No se repitió y tampoco me pegué algo. Los test lo respaldan ;)

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  4. No hay como q te acaben dentro...yo lo paso siempre asi...

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