sábado, 9 de enero de 2016

Flaite maduro

Cuando me toca salir tarde, por los turnos rotativos que tengo en mi farmacia, siento como que mi vida social termina de irse a la cresta. Termino tan cansado que no me dan ganas de nada. Hace años que no carreteo, excepto cuando me juntaba con unos amigos, pero como todo lo que es bueno se termina, estos compadres cambiaron y se pusieron weones. 

Tras esta explicación, comienzo a contar lo que me pasó hace algunos meses. Soy el del relato del ex-paco y del Chureja. Como ya soy hombre adulto, no me tincan los minos de menos de 25 (excepto un churrazo de 19 que es garzón en un restaurant que frecuento). Mi búsqueda de situaciones calentonas va por adultos, con criterio (de)formado y sin mayores trancas ni rollos de identidad. 

Como les contaba, salir tipo 21 hrs. es penca, en especial en invierno, porque está oscuro, cuesta tomar micro, etc... ahora que cambiaron recorrido de la micro que me servía, tuve que optar por otra micro que me da un hermoso tour por el centro. En eso iba cuando yo, sentado en la parte del medio de un bus oruga, miro hacia adelante a una pareja: la mina rubia, más bien rucia, flaca y con cara de reventada. Él, moreno, flaco como un tajo, corte mohicano, pero mal hecho y cara de maleante. Iban cómodamente sentados en esos asientos que dan para atrás, al medio de la micro, con las piernas levantadas apoyándolas en un pasador. Se sentían como en el living de su casa. El compadre usaba pantalones ajustados, y en esa posición y con piernas separadas, pude ver un buen paquete. El tipo debe tener unos 38 años más o menos. Tiene los pies grandes y usa zapatos negros con punta, de esos ultra flaites. Dado el hecho de que jamás salgo a la calle sin walkman, no escucho conversaciones ajenas, así que me pareció malazo que terminaran casi a los gritos e insultos. La mina se bajó de la micro y el weón quedó mirando. Este compadre me miraba de vez en cuando, de seguro mi cara de hambre de carne masculina me delataba.
Me bajé en Franklin y este flaite también.

Días más tarde me vuelvo a topar con la pareja. Esta vez la mina venía bastante más que curada. No se podía mantener quieta, parecía que tenía pidulles. Se bajaron conmigo y la galla comenzó a hacer escándalo en el paradero, hasta que de tanto weviarlo, el compadre se chorea y le da un empujoncito. La mina se afirma de uno de los gruesos árboles, se inclina y "llama a Guajardo". Quedó pa' la cagá. Se sentó en una raíz del árbol y trata de limpiarse. El compadre se busca en los bolsillos de pantalón y chaqueta algo de papel. Me acerco y sin decirles nada, le entrego pañuelos desechables.

Así, me volví a encontrar con los dos otras veces, y hasta me saludaban. Hace como un mes tomo la micro de nuevo y el loco venía solo, sentado en esos asientos que dan para atrás. Quedamos frente a frente. Este weón me reconoce y me saluda. Me hace una seña amistosa y se sienta a mi lado.
- Mi mina estaba terrible' curá ese día.
- Eso pasa a veces. A lo mejor no había comido y por eso se emborrachó.
- No, si la culiá es seca pa'l copete... ah, y gracias por los pañuelos.
- De nada, compadre.
Estaba pasado a cerveza el hombre. Me dijo que se llama Alfonso. Como lo tenía al lado, me fijé que tenía una tremenda cicatriz en la mejilla y que le faltaba parte de una oreja. Gracias al corte de pelo, casi al ras, pude observar que tenía más cicatrices en la cabeza, seguramente de piedrazos.
- Fue en una pelea. Un culiao me rajó el paño.
- Ah, chucha, qué mala onda...
- Si yo soy feo, pos papi, así que da la misma weá que tenga un tajo en el caracho.
- Pero tienes buena pinta - le dije yo.
- Ah, jajajajajaja.
Se bajaron unos weones y quedamos prácticamente solos en el medio de la micro penumbrosa. El weón me miraba mucho y de un impulso me toma la mano y se la lleva al paquete.
- Este es más bonito.
Me chupé entero con ese acto.
- Si ya te caché que erís prima, weón. ¿Nos bajamos en Franklin o más p'alla, en las plazas? Ahí nos damos unos besitos.

"Concha!", pensé yo. "Capaz que me quiera colgar", pensé de nuevo. La calentura era muy superior a cualquier lógica.
- Bueno, y tu mina?
- Mi ex-mina. Jajaja, me cachó que la cagaba con otra y chao. Ahora la voy a cagar con un huequito.
- ¿Huequito? - me molestó ese término tan peyorativo y se lo demostré. - ¿y si te digo que no quiero atracar contigo?
- No te enojís, disculpa, señor homosexual...
- Ah, nooo, jajajajajajajajajjaj

En la plaza, los manoseos suyos en mi cuerpo eran imparables. Me recorría la espalda, mientras su boca con algunos dientes rotos y el sabor de la cerveza y cigarros se transformaba en el deseo mismo con sus besos. Me mordía suavemente los labios, las orejas y recorría mi cuello. Su barba me rozaba. El olor a colonia flaite era embriagante. No permitía que sacara mi mano de su pene erecto, cubierto por el pantalón de tela. No lo sacó tampoco y me pedía que jugara con el tronco. Sus bolas grandes fueron bien acariciadas.
- Tengo que mear.
Se corrió un poco y saca el pichulón. Una meada de caballo, potente, que salía del miembro grande del varón. Buena cabeza. Termina de orinar y me lo ofrece.
Lo masturbo y saco sus peludos cocos. Seguimos con los besos calentones y de repente, este weón me manosea el paquete.
- Lo tenís paraíto, guacho.
- Me tienes caliente, Foncho. ¿Puedo tocarte el poto?
- ¿Pa' qué preguntai? Toca no más, si me gusta que me corran mano.
Buenos cachetes. Apretaba mi mano cuando trataba de meterla entre las nalgas. "¿Te gusta mi raja?", preguntó. Entre los arbustos se bajó el pantalón. Me senté en el suelo y empecé a chupárselo. Rico pico, lo tenía limpio, como que estuviese recién duchado. Sus glúteos lampiños y duros estaban exquisitos. Se volteó y me ofrece el culo para que se lo bese. Le dí mordiscos y besos, pero no me atreví a hacerle el beso negro. Igual pasé la lengua por el surco peludito. Volvió a meterme el pichulón en la boca. Ahora, con toda la calentura desatada, le metí la mano por la raja y no objetó. Su ano fue estimulado por mis dedos mojados.
- Voy a acabar, voy a acabar, voy a acabar....
Comenzó a masturbarse, mientras yo recorría sus muslos, testículos, nalgas y pene con mis manos y mis labios. Se arregló la ropa y me dijo que yo también tenía que acabar. Volvió a besarme y él mismo me masturbó hasta que acabé.
- ¿Estabai acumulado también?
- Hace tiempo que no se lo pongo a un weón.
- ¿Entonces no erís mujer en la cama?
- No, guacho. Me gustan los potos de macho, para culearlos y moquearlos.
- Yo he visto como se culea entre hombres.
- No te creo....
- Unos compañeros de la constru culeaban entre ellos. Yo los cachaba.
- ¿Y qué hacías tú? ¿Mirabas no más o alguna vez participaste?
- Una vez las hice todas. Culié con los dos. Se lo metí a los dos weones y me lo pusieron a mí.
- ¿Te gustó?
- Fue muy rico, pero me dolía el hoyo al otro día y se me peló la callampa de tanto culear potito apretado.
- Jajajajajaja - me reí - la cagaste. No te creo.
- Y a tí te lo han metido, ¿cierto?
- El chico no lo paso, pero me gusta que me toquen también. Aparte de que soy peludo de poto.
- Yo tengo mi poto peladito, menos la raja. Ya cachaste. - Pero no confirmó ni negó que había weviado con hombres antes.
Esto lo iba a comprobar al otro día.

Nos dimos números de celular y quedamos de juntarnos a hacer más weás entre los dos. Me mandó mensajes de texto amistosos y de buena onda, pero nada más, excepto uno ultra calentón temprano en la mañana, en donde dejaba claro que había amanecido super caliente y que se había masturbado en la cama. Esa noche esperaba micro en el paradero, y no venía nada, hasta que alguien me toca el brazo. Era Alfonso. Mi sorpresa fue gigante. Nos fumamos unos cigarrillos y él me dice que andaba con ganas de que se lo chupara de nuevo. Le dije que estaba cansado y que mejor lo habláramos con más calma, pero que me extrañaba que se hubiese enganchado tan rápido. Lamentablemente, soltó la firme. Quería plata.
- Hago cualquier weá si me das unas lucas.
- Weón, tú no eres un puto. No hagas esa weá. Te vas a arrepentir.
- No pasa náh. La firme, hermano, te doy hasta el poto. Ayer te dije que ya me han culiado antes.
- Me da weá y cargo de conciencia. No todo es weveo. Yo igual te respeto, pos loco. ¿Andas angustiado?
- Hagamos algo rico los dos... ¿querís meterme la pichula? - titubeó un poco. Parecía arrepentido - A lo mejor la cagué en decirte la weá así...
- En realidad, sí. Mira, toma, te doy cinco lucas...

Nos fuimos caminando y el weón me abrazaba y hasta me dio un buen calugazo en la calle. Tomamos la micro y me dijo que vivía por unos pasajes en Gran Avenida, que quería que supiera en donde vivía, algo así como para limpiarse tanto la honra como el mal concepto que me había formado de él.
De hecho vivía en una casa antigua, de un piso y a mal traer. Dentro no estaba sucio, pero se notaba que no había plata como para hacer aseo profundo. El baño, eso sí, estaba limpio. Me dejó en el living, mirando tele. Cuando salió de su dormitorio, solo venía vestido con una polera del Colo y en boxers. Tenía una buena erección y me mostró su miembro. Pelos recortados, buenos cocos peludos y mostró su abdómen. Tenía una pequeña guata de cervecero y el pecho medianamente peludo. Comenzamos a besarnos con ganas y yo me dediqué a tomarle las nalgas.
- Tócame la raja... en el hoyito.
Lo hice y noté su ano húmedo. Este weón se había lubricado y estaba preparado.
Se dejó hacer de todo, hasta le dí charchazos en los cachetes y este weón apretaba las nalgas y gemía de dolor y gusto.
- Ya. Hagámosla. Tú querís culiarme ¿no?
- Tienes el poto cuadrado, como de milico.
- Poto de hombre, de macho cachero.Y por la pega....
Le empecé a dar puntazos, hasta que entró el ñato, pero este weón se arrepintió.
- Loco, no puedo. Me duele mucho el chico. Hace años que no me lo ponen.
Apestado, me subí los pantalones y le dije que dejáramos la cosa así no más. Terminamos besándonos y masturbándonos los dos, pero permitió que lo punteara (con el condón puesto).

Cuando llegué a mi casa, me fijé que tenía otro mensaje del Foncho. Pedía disculpas por la cagada que había dicho y por no "hacer lo que había ofrecido". Pasaron varios días en que mejor ni lo llamé y tampoco recibí mensajes, hasta una aburridísima tarde de sábado, en que había salido temprano y había pensado en acostarme porque estaba muy helado.
- Hola... ¿qué estai haciendo?
- Escuchaba música y me voy a acostar porque estoy cagado de frío.
- Weón, toma micro y me esperas en Franklin. Avisa la hora... te va a gustar.

Lo hice y llegué como a las ocho y algo. Como quince minutos más tarde, aparece él y medio copeteado. Me invita a su casa a tomar algo y tirar la talla. Cuando llegamos a su casa, tenía todo limpio y ordenado, como para recibir visitas. Hasta tomamos onces (fuimos a comprar pan, mortadela, queso). De ahí sacó una botella de ron y me ofreció. Yo no tomo copete, pero le dí unos besitos al vaso, para no hacerle un desaire. Cada vez lo encontraba más simpático y cariñoso al Foncho. El compadre se tomó más de un tercio de la botella y le entró agua al bote. Se cagaba de la risa de cualquier cosa, hasta que le dio un cambio de humor brutal: me miró, balbuceó algo, y comenzó a llorar a mares.
Ver llorar a un hombre hecho y derecho me parte el alma y traté de abrazarlo y consolarlo. Cuando se desahogó de quién sabe qué pena tremenda en el corazón y solo le quedaban algunos suspiros, lo levanté del sillón y lo llevé al baño (me dijo que ya se meaba). Se afirmó como pudo de la pared y me pidió que sacara su pene y lo ayudara. De veras que tenía la penca grande el weón. Le enjuago la pichula y trato de metérsela en el calzoncillo. Me mira, me abraza y me da un beso rico.
- Te voy a acostar y de ahí me voy a mi casa.
- No me dejes solo, porfa, hermano. Estoy pa' la cagá - me rogó.
- Bueno, me quedo otro rato y voy a tomar un taxi.
- Nooooo, quédate conmigo. Duerme acá.
- ¿Estai seguro?
- Sí. En mi cama...
Una vez acostados, tipo doce y algo, comenzó el weveo. La cama de plaza y media estaba calentita. Nos volvimos a besar rico, con mordiscos. El Foncho me tomó el pico y me lo sobaba con cariño y lo apretaba. Hice lo mismo con su miembro y sus bolas grandes. Le dije que quería tocarle el poto. Se dio la vuelta y me lo entrega.
- Métemelo. Quiero que me lo hagas tú y darte ese placer.
Se echó saliva en la raja y ni me acordé de los condones que llevaba en la chaqueta (super irresponsable, ya lo sé). Se puso boca abajo y de a poco, entre gemidos de dolor e incomodidad, entró mi penca en ese culo flaite. Hoyo caliente, estrecho, en lo profundo del surco de un par de nalgas heladas y duras.
- Despaciiiito. Me duele un poco.... ayyyy
- Ya entró la mitad.
- ¿Me abro los cachetes? - y me dio un beso.
Aunque estábamos cagados de frío, nos empezó a dar un calor infernal, tanto que quedamos los dos en pelotas encima de la cama. El Foncho se puso "pollito pastando", así que yo controlaba la situación. Su poto cuadrado y duro se marcaba cuando el dolor en el ano volvía. De a poco, ese culo moreno se comió todo mi pico.
- Qué weá más rica - decía yo.
- Siento algo rico adentro.... más rápido, porfa, más rápido.
Me monté encima suyo para besar su espalda y cuello. Yo estaba sintiendo su cálido recto envolviendo mi penca y a veces me daba la impresión de que él estaba acabando, en especial cuando el hoyo apretaba rítmicamente y sus gemidos eran de placer.
- Dame más fuerte.... háceme morder la almohada.
Lo hice y sus gemidos se transformaron en quejidos y gruñidos. Le sujeté las nalgas duras, abriéndolo más, admirando sus músculos marcados y los pelos de la raja. Me dejé de mover un poco para acomodarme en mis rodillas y el Foncho comenzó a moverse atrás y adelante. Luego, los dos de rodillas, yo abrazándolo y sujetando su miembro erecto como un fierro y él agarrando mis cachetes, mientras nos besábamos. Acabé, sintiendo el ano del Foncho y sus glúteos contraídos. Lo masturbé rápidamente y el semen salía muy espeso y en grandes cantidades, mojando las frazadas.
- Puta la weá.... me salió mucho moco y manché la ropa, weón.
- Pero no me digas que no te gustó.
- ...y me moqueaste la raja, culiao. Tengo todo el hoyo lleno de tu moco.
Me dio la impresión de que estaba molesto por eso, porque ni siquiera me dio un beso.
Se levantó y se lavó la raja en el lavamanos. Con confort empecé a limpiar el moqueo grande en la frazada. De verdad era mucho moco. No recordaba que el Foncho era tan lechero y cuando se lo chupé en la plaza no me fijé en la cantidad eyaculada en el suelo porque estaba muy oscuro.
Estaba apestado y un curao apestado es de lo peor. Pensando mejor en el baño, cuando me lavaba la diuca, me dije "mejor me visto y me voy... este weón se va a poner espeso".
- Ven a acostarte, weón, que hace más frio que la mierda - gruñó.
Los dos, totalmente desnudos, nos abrazamos para darnos calor. Sus piernas velludas y musculosas, auque delgadas, se enredaron con las mías. Me tomó de la nuca y me dio un par de besitos tiernos.
- Me culiaste rico, weón. Me gustó harto.
- Bah, yo creí que estabas enojado por el moquito en el poto.
- Nahhh. Estaba weviando. Ya, a dormir.
En la oscuridad, en cucharita, su poto estaba en mi pico. Se me empezó a parar y se lo refregué por la raja, arriba y abajo, pero cuando empecé a apuntalarlo nuevamente, este weón de dio vuelta y dijo terminantemente que no quería otra vez, porque le dolía. Me dio vueltas y comenzó él a puntear mi poto. Lo dejé, pero le dije que no me lo metiera. Con mis glúteos bien apretados, el Foncho se quejaba y me sujetaba la pichula. Sentía la weá grande, muy grande y dura en mi rajita aún virgen. "Qué rico tu culito", decía. O susurraba "Te lo quiero meter todo en el chico". "Te voy a romper el hoyo, mariconcito rico". Entre lo curado que estaba y lo caliente, me dio mucho miedo de que me penetrara a la fuerza y me desgarrara, especialmente cuando el glande se apoyaba en el ano y trataba de taladrarlo. Me dolían sus puntazos y apreté lo más que pude. Mis muslos y cachetes estaban como palo de contraídos y cuando me cansaba de la posición firme, siento que se acelera, su aliento de copete y cigarro eran bufidos de toro rabioso, mientras una garra de hierro me toma una nalga, siento mojado todo el chico y mi peluda raja.
Alfonso queda literalmente muerto en la cama y se pone a roncar ruidosamente.
Mientras me lavo el poto, veo algo de sangre de mi hoyito.
Domingo por la mañana, despertamos muy tarde. Me fui a lavar la boca y a orinar.
Vuelvo a la cama y el Foncho estaba despierto.
- Weón, anoche con los punteos que me diste, me desgarraste un poquito. Menos mal que no me lo metiste. Me hubieses dado vuelta el hoyo - le reclamé.
- Shaaaaa! Vos me culiaste y me rompiste también, Me sacaste sangre, así que estamos empatados.
- Jajajajajajaja

No lo hemos vuelto a hacer, porque el Foncho volvió con la mina, pero no por eso de vez en cuando me manda mensajes calentones o fotos de su pichula o su raja. Un par de veces nos hemos tomado una cerveza y me prometió una buena cacha cuando yo salga de vacaciones y su mina vaya a veranear con sus amigas locas.
Salgo para el mes que viene, así que me estoy afilando los colmillos.


CYLON

12 comentarios:

  1. Iba muy bien el relato, muy caliente... pero en la mitad, tanta cosa inverosímil y relleno, uff. Muy largo y dejé de leer.

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    1. Eso es lo malo de la educación actual. Los weones son flojos hasta para leer un relato erótico largo. De seguro les gustaría leer una weá de este tipo: "tenía la media pichula, me lo metió y acabamos".
      Y no les da para comprender las otras cosas que incluye el sexo entre hombres, sean besos, miradas, pensamientos, nada de nada.
      Por eso y por mucho más, estamos cagaos.

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  2. Para los que no se han unido al grupo ����+56973322291

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    1. Y para qué es el grupo??

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    2. Para enviar videos fotos y esas cosas, mandar relatos etc. Pero el grupo se volvió un poco monótono y ya no suben tantas cosas como al principio, los primeros días me llegaron muchos videos la raja, pero después como que dejaron de enviarlos, no sé por qué

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    3. Me pasó lo mismo!!! jajajaj entré al grupo y hablaban como viejas qlias locas, sólo había un par de weones que mandaban hartos videos wenos, pero el resto sólo mandaba fotos fomes.. habia un weon que se creia mina y mandaba fotos en tacos y falda el wn jajajaj, yo me fui como al día, no se si el grupo sigue

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  3. Cylon, buen relato ☆☆☆☆☆

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  4. Lo que es para mi fue de todo mi gusto pues "ñato".
    Que sipático el rotito.....

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  5. puta el relato lindo; sexo y cariño, dos cosas que me gustan mucho. tu forma de escribir es atrapante, y la forma en que narras y describes hicieron que el relato se me hiciera cortísimo. gracias!

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  6. Gracias a todos, chicuelos.

    CYLON

    (Tengo en mente la segunda parte de "El Moreno" - marzo de 2015 fue la primera parte). ¿La subo?)

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  7. Por la puta guacho con el medio ni que relato que acabo de leer claro que teni que subir lo que sigue. Me pajie too el rato pero no acabe. Mas me gustaria acabar haciendo un trio con voh y con el moreno jajajaja. Puta los weones ricos y calientes

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