domingo, 11 de octubre de 2015

El machetero

Hola. Mi nombre es Rodrigo y tengo 27 años. Me defino como un wn de clase media, estudio y trabajo, vivo en una comuna al norte de Santiago, en un lugar donde habitamos en paz tanto weones cuicos, como clase media y harto flaite. Una de esas típicas poblas antiguas, de abuelitos. Estudio ingeniería en la U, en la noche y los sábados, y tengo un trabajo convencional de lunes a viernes que me ha permitido darme ciertos lujos, como por ejemplo comprarme mi propio auto hace algún tiempo y dejar de pecharles a mis viejos, aunque sigo viviendo con ellos.

Si bien, siempre me he sentido atraído por weones, aun no salgo del closet, porque mis viejos son ultra conservadores y no es mi interés pelearme con nadie, menos con ellos. Así y todo, ellos deben tenerme cachao en todo caso, pero no viene al caso.

Bueno, para hacerla corta, en mi cuadra hay un wn, bien flaite, que siempre se para a pedir monedas pa sus weás, en la esquina. Un típico wn machetero, no hace nada por su vida más que machetear la gamba o los cigarros. Cada loco con su tema. Me resultaba intimidante el weón, porque siempre aparecía de la nada con su “rey, engancha una gambita?”. Yo, si tenía le daba su gamba, si no, un cigarro y si no, le decía, “puta perrito, no tengo”. Nunca una mala onda con él.

Un día de fin de semana, fui con un amigo a comprar a la botillería y como yo estaba fumando me quedé en el auto a esperar. Ahí pude observar bien al wn, y me di cuenta que tenía como mi edad, un bonito cuerpo, moreno, y una sonrisa bien linda. Es flacuchento y chico, pero bien marcadito. Tiene sus buenas calugas. El wn, me cachó mirándolo y se acercó a pedirme plata al auto…

- Mi rey, tiene una gambita?

- Obvio (mirándolo con cara de caliente a los ojos)

Busqué la gamba y se la pasé, sosteniéndole la mirada y concentrando todo el cuerpo en la mano cuando nos tocamos (pasando la moneda, nada más). El wn se puso nervioso y me dio las gracias y se fue.

Esta escena se repitió varias veces, hasta que un día el wn en la noche me pilló comprando cigarros y unas chelas y me pidió un pucho, y se lo iba a pasar y me preguntó pa donde iba. Le nombré algún lugar, y el wn me pidió si lo acercaba a la plaza. Dale, vamos.

En el camino, me contó que se llama Felipe y tiene 23 años. Pa hacerla corta, nos quedamos fumando un cigarro en el auto, estacionados en la plaza, yo mirándolo siempre a los ojos, con doble intención mientras conversábamos, el se daba cuenta, y, o se hacía el wn, o le gustaba. Creo que esta última era la opción, porque después de unos minutos, no se bajaba del auto y me conversaba sosteniéndome la mirada. La conversación empezó a subir de tono, acerca de sexo y él me empezó a contar de sus minas y weás. Después de un rato, conversando, se me ocurrió abrir una de las chelas pa conversar un rato más. Al fin y al cabo, al lugar donde iba ya estaba atrasado. Pero le dije que nos fuéramos a estacionar a algún lugar más piola pa poder tomar tranquilo. Teniendo ya ese nivel de confianza, seguimos conversando y en algún minuto, mi mano estaba apoyada en su pierna y mi cabeza en su hombro mientras conversábamos cagaos de la risa. Sin querer, de verdad sin darme cuenta, empecé a mover la mano, suavemente, acariciando su muslo.

- ¿Qué hueá rey? ¿Me estai haciendo cariñito?

- Jajaja, sí, pero en la buena onda.

- Ah. Pero ten cuidao sipo, podí despertar alguna bestia por ahí

- Jajaja weon ordinario

Seguimos conversando y tomándonos las chelas. Ya estaba medio mareado, y de repente siento que el weon me empieza a hacer cariño en el pelo. Y me dice que ando medio chascón y hueás. Yo levanto la cara y lo miro a los ojos y le digo que siempre ando así. Nos quedamos unos segundos mirando a los ojos y no sé si él me besó o yo a él, pero puta el beso weno. Ya mi mano, había perdido timidez y le agarraba todo el paquete y la otra mano le recorría toda la espaldita, dura, fibrosa. Sus manos, en la misma, una me apretaba las weas y la otra un cachete del culo.

- ¿Qué hueá hermanito?

- Weón…

- Ya estamo en esta. Anda que no nos tase algún culiao.

- Por aquí no pasa nadie nunca weón, piola

Seguimos nuestro besuqueo y el wn de repente empieza a sacar su pichula del pantalón. No era una gran tula, unos 14cm, bonita la weá sí. Y se empieza a pajear mientras nos besamos, ahí entro yo al juego y se la empiezo a chupar. Rica la hueá y se notaba que el wn taba más caliente que la mierda. Mientras, él me corría la paja, yo más caliente que la chucha le chupaba su pico, sus cocos, le hacía cariño en esos abdominales. Se fue cortado el weón y me moqueó la cara, su polera y los pantalones. Me siguió corriendo la paja hasta que yo me fui en su mano.

Ahí le bajó todo el arrepentimiento al weón, que la habíamos cagado y todo eso. Típico. Le dejé su berrinche de hombre, lo fui a dejar a la plaza. Nos despedimos con un piquito, eso sí.

Días después, me machetea una gamba y me dice que lo pasó bien y que un día la hagamos de nuevo, siempre piola. Ya, bacán, le digo yo. Desde entonces, como una vez a la semana, nos juntamos “a mariconear un rato”…

11 comentarios:

  1. Los weones tujas puta que son ricos para el weveo. Si son hasta serviciales. :)

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  2. Al fin un relato que me convence xd muy weno!

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  4. Buen relato.. muy rico y creíble!!!

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  5. PUCHA PASA EL RATO POR GAMBA UNA PAJITA POR LUCA NI ME IMAGINO QUE HARA

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  6. TUVISTES SUERTE QUE NO TE ROBARAN EL AUTO MUY PELIGROSO CON ESTOS FLAITES NUNCA SE SABA

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  7. me encantó; ten cuidado si, podría robarte xD

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  8. Bueno el relato bastante real, no dimensiono tamaño ni nada, excelente compadre un abrazo

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  9. Buen relato. Cuando te canses de el y te gradues te casas conmigo.

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