El novato 1

Me llamo Felipe, tengo 20 años y estudio ingeniería civil en una buena universidad. No soy cuico ni flaite. Soy un weón normal. No tengo el medio físico ni mido 1.80. Soy un weón como cualquier otro. Este año pasé a tercero y obviamente uno comienza a mirar a los novatos que entran a la carrera. Durante la primera semana nada me impresionó mucho. De hecho me parecía que en su mayoría eran weones medios ñoños. Nada que ver con el estereotipo habitual de los que entran a la carrera. La segunda semana estaba en una ventana estudiando cuando me dieron ganas de tomar algo en el casino.


Dejé mis cosas en la sala de estudio y bajé al casino de mi facultad que está en el primer piso. Cuando llegué miré la fila para comprar e inmediatamente me quedo impresionado al ver al tipo que estaba pidiendo un café en ese momento. Era de mi estatura, y tenía una cara hermosa. Unos labios gruesos y una sonrisa maravillosa. Su pelo era cortito y castaño oscuro al igual que sus ojos. Me di cuenta al tiro de que era nuevo. No solo porque no lo había visto antes, sino que por esa cara de inocencia que traen todos los novatos. Era morenito y de contextura media. Él terminó de comprar y se fue del casino. Yo compré mi café y volví a estudiar. Dos días después lo vuelvo a ver en otra sala de estudio. Estaba con dos compañeros más en una mesa al lado de la mía. Yo estaba escuchando música mientras leía hasta que siento que alguien me toca el hombro. Miro hacia arriba a ver quién era y caché que era uno de los tipos con los que estaba estudiando Felipe, el moreno de quién más tarde me enteré, se llamaba igual que yo.

-Hola! Disculpa, tú eres antiguo cierto? - Me dice el tipo
-Sí, voy en tercero, ¿Por?
-Es que nosotros somos nuevos y no cachamos como resolver un ejercicio de cálculo. Podrías ayudarnos?
-Emm… Ya po dale. Dime - Le dije mientras me paraba al lado de su mesa.
Estaba un poco inquieto por la presencia de Felipe ahí. Yo lo encontraba simplemente hermoso. Él estaba tomándose un agua mineral y solo miraba atentamente la hoja con los ejercicios que estaban resolviendo.
-Mira, aquí se tiene que factorizar y vas a poder ocupar fracciones parciales. Ahí sale solo el ejercicio - Les expliqué mientras iba rayando la hoja
-Cresta! Ni cagando se me habría ocurrido hacer eso a mí - Dijo Felipe con la mano apoyando su cabeza
-No te preocupes. Tienes que ejercitar harto y después se te hará muy fácil resolverlo. En serio. Tienes que practicar no más - le respondí yo.
-Vale weón te pasaste. Cómo te llamas? - me dijo el moreno mirándome con una pequeña sonrisa.
-Felipe. Voy en tercero - le dije
-La dura? Yo también. Él se llama Gonzalo y él Joaquín - me dijo Felipe.
-Wena. Voy a volver a estudiar. Si tienen alguna duda me dicen y veo si los puedo ayudar.
-Vale gracias! - Me dijo con su boquita hermosa.

Me senté de nuevo y seguí estudiando. Una sola vez se cruzó mi mirada con la de Felipe y le hice un gesto amistoso. Nada del otro mundo. La siguiente semana estaba entrando al baño y me acerco a un cubículo para sacar papel higiénico. Sentí un sonido que me hizo entender que alguien más había entrado y decidí cerrar bien mi puerta con perversas intenciones. Resulta que precisamente en el cubículo donde estaba yo hay un pequeño agujero por donde puedes mirar toda la fila de urinales por lo que se tiene una vista privilegiada. De vez en cuando había mirado para ver si me topaba con alguna sorpresa agradable pero en general no era nada muy espectacular. Esta vez me dispuse a mirar y me doy cuenta de la que la persona no solo estaba justo al lado del bendito agujero, y no al último, sino que el sorteado tenía una herramienta bastante bonita. No voy a exagerar diciendo que era una bestia porque para eso se puede leer fantasía. Simplemente la tenía bonita. Estaba tan cerca de mí que no podía ver bien quién era el escogido. Solo me fije en su bonito instrumento con un pelo abundante pero corto.

Era muy bien proporcionada y ni tan oscura ni tan blanca. Justo como me gustan a mí. Me quedé embobado cuando al sacar su miembro también sacó sus dos bebés colgantes. Eran hermosas. Personalmente me encantan cuando son grandes y cuelgan un poco. Estas eran maravillosas. Ya había terminado de hacer sus necesidades cuando comienza a sacudirse el trozo un poco. Ahí pude apreciar un poco mejor el tamaño, ya que la estiraba de vez en cuando. Estuvo haciendo esto un poco más del tiempo que me pareció habitual y luego volvió a esconder su preciado tesoro bajo esos sensuales boxer TOP. Luego de esto se acercó al lavamanos y por el reflejo del espejo pude darme cuenta de que era él. Mi morenito se lavaba las manos y se miraba un poco al espejo para ver que su peinado estuviera en su lugar. Se secó las manos y salió del baño. Me quedé con una sensación extraña porque gocé demasiado viendo el espectáculo a escasos centímetros de mi cara, pero también un poco apenado por haberle visto todo al tipo que me traía loquito en las últimas dos semanas. Preferí no hacerme una paja por respeto. Me da risa decir lo último pero de todas maneras me sentía raro.
Esa misma tarde estaba en el patio conversando con unos amigos y a lo lejos se encontraba Felipe con sus dos amigos.
-Esos novatos van a estar todo el semestre juntos - le dije a un amigo mientras señalaba a los tres nuevos.
-¿Por qué? - me dijo Cristian
-Las veces que los he visto están los tres juntos. Estudian, almuerzan y están como ahora. Solo los tres.
-Ya pero estábamos todo así al principio. De más que tú también te hiciste tu grupo e ibas con ellos a todas partes.
-Sí puede ser. Igual me juntaba con varias personas - Le dije a Cristian mientras me paraba a botar la lata de bebida que me estaba tomando.
-Ah pero si se me había olvidado que eras popular. Jajaja - Me dijo Cristian
-Es que me gusta sociabilizar y ayudar a la gente - Jajaja
-Entonces ayuda a esos weones que deben estar colgados con la materia. Si el primer semestre es peludo igual - Me dijo Cristian mientras se empezaba a parar.
-Si necesitan ayuda yo feliz. Hay que ser solidario con el resto. ¿Te vas?
-Tengo clases ahora. Ya, nos vemos
Yo me quedé en la silla bajo la sombra de un árbol para descansar un rato más antes de irme a estudiar. Esperaba que Cristian entrara al edificio para ir a su clase pero me sorprendo al ver como se acerca al grupito de los tres y los saluda con la mano. Cristian es parte del centro de alumnos así que pensé que seguramente estaba dándole la bienvenida a los nuevos. Me quedé mirando la escena con los lentes de sol para que no se notara, hasta que me parece que Cristian les dice algo de mí porque los tres se voltean a mirarme por un breve momento. Me puse un poco nervioso pero en realidad no le di mucha importancia. Ni siquiera le pregunté a Cristian que les había dicho.
Esa noche ya estaba en mi casa mientras veía una película en Netflix y me llega un whatsapp de un desconocido. Lo abro y leo el mensaje:
"Hola Felipe. Soy Gonzalo. El otro día nos ayudaste con un ejercicio, ¿Te acuerdas? Lo que pasa es hoy día estábamos en el patio conversando con Cristian del centro de alumnos y nos contó que tú hacías clases particulares. Y yo con el Felipe y el Joaquín queríamos saber si podías ayudarnos con un par de clases de cálculo" Avísame y me cuentas si puedes y cuando cobras".
Cristian culiao! Le mandé un whatsapp a preguntándole por qué chucha había dicho que yo hacía clases particulares.
-Pero si tú eres seco y dijiste que querías ayudarlos po - Me responde Cristian
-Pero weón, si no tengo tiempo y jamás he hecho clases!
-Puta perro, sorry en verdad. Igual te podrías ganar unas lucas
-Voy a ver.
En verdad odiaba hacer clases. Podía ayudar a alguien con un ejercicio, pero estar una hora enseñándole a un weón nuevo era un poco estresante y yo no tengo mucha paciencia. Le mandé un whatsapp de vuelta a Gonzalo:
"Hola Gonzalo. Yo estaría feliz de ayudarlos pero ahora estoy con ramos un poco pesados y no tengo mucho tiempo. De todas maneras si tienes dudas específicas me puedes mandar un whatsapp o un correo y te puedo ayudar. Para otra será"
Me respondió que gracias de todas formas y que no me preocupara.

Me dio un poco de lata por ellos, pero era una paja hacer clases. Terminé de ver mi película y me quedé dormido.
Al otro día en la universidad estaba leyendo unos textos para un control y escucho que me saludan.
-Hola Felipe - Me dijo mi tocayo.
-Hola! ¿Cómo estás? - Le respondí mientras me sacaba los audífonos.
-Bien, adaptándome al ritmo universitario, ¿Y tú? - Me dijo con esa sonrisa hermosa que llevaba en la cara.
-Bien. Un poco apurando leyendo para el control de mañana.
-Ah sorry, no te molesto entonces, es que quería preguntarte una cosa.
-No pero dime no más. No te preocupes.- Le dije un poco más entusiasmado.
-Lo que pasa es que Gonzalo me contó que le habías dicho que no nos podías ayudar con clases particulares y la verdad es que yo estoy un poco más complicado que ellos porque mi colegio no era tan bueno. Y yo quería saber si tú me podías ayudar un poco. Aunque sea una sola clase para entender un poco mejor todo. Dime cuanto cobras no más. Me dices a qué hora puedes y yo voy a tu casa o acá mismo en la u podemos. No quiero reprobar el ramo porque me voy a atrasar - Me dijo con esos ojitos café que me matan.
-Pero tus amigos se van a enojar porque no los voy a ayudar a ellos - Le dije yo
-Pero filo, no les decimos. Si en verdad ellos no están tan mal como yo en el ramo.
-¿Que nota te sacaste en el primer control? - Le pregunté yo mientras arreglaba mis cosas.
-Un 1,3 - me dijo con cara de pena mientras miraba para abajo.
-Mira, si quieres te puedo ayudar, pero no le digas a tus amigos porque igual es feo que no los ayude a ellos y a ti si, ¿Ok? - Le dije mientras me paraba para ir a mi clase.
-Si obvio! ¿cuánto cobras? - Me dijo mientras caminábamos a la puerta
-No te preocupes. No es nada - Le respondí. La verdad es que no le dije que no le iba a cobrar porque me gustara, sino que porque igual es importante ayudar a la gente, y me hubiera gustado que alguien me hubiera ayudado a mí también cuando iba en primero.
-¿La dura? Pero no te preocupes, si yo te puedo pagar.
-Con que en la prueba te vaya bien quedo pagado - le dije de vuelta.
-Emm… Ya po - Me dio con cara de extrañeza.
Me di cuenta de que había sonado un poco raro lo último que le había dicho y quizás por eso había puesto esa cara.
-El viernes a las 10:00 tengo una ventana y puedo ayudarte, pero no en la facultad porque pueden ver tus amigos.
-¿Y dónde nos juntamos entonces? - me preguntó él.
-En la biblioteca construyeron unas salas nuevas de estudio privadas que nadie conoce todavía. Ahí está tranquilo y podemos hablar sin molestar al resto.
-Vale. Nos vemos el viernes entonces - me dijo antes de irse por el pasillo mientras yo admiraba lo hermoso que se veía caminando de espaldas.
Justo al frente estaba Cristian sentado en un sillón y me llama.
-Hola Cristian - le dije mientras le daba la mano.
-Hola. ¿Vas a hacerles clases al final? - Me dijo entusiasmado.
-No, na que ver. Me estaba preguntando como había que entregar los trabajos por internet.
-Ah, wena. Pucha Pipe, sorry por meter la pata con lo de las clases. - Me dijo un poco extrañado por mi respuesta.
-Tranquilo perro. Nos vemos.- Le contesté.

Llegó el viernes y sonó el aviso en mi celular de que tenía que juntarme con Felipe en la biblioteca. Compré una botella de agua y un queque porque no había tomado desayuno. Me fui a la biblioteca un poco apurado para llegar a la hora.
-Hola. Reservé una sala de estudio para ahora.- Le dije a la recepcionista.
-Présteme su tarjeta por favor.- Me dijo ella mientras sacaba mi tarjeta de la u.
Ella la pasa por el lector y me dice:
-Usted pidió la sala 7. Un joven llegó hace un rato y dijo que iba a esperar a un amigo. A lo mejor es a usted. Está en la sala 4.
-¿Es uno moreno?- Le pregunté yo mirando las puertas de las salas.
-Justamente. ¿Le anulo la reserva entonces?
-Si. Por favor. Muchas gracias.- le contesté yo mientras le recibía mi tarjeta y la guardaba en mi billetera.
Caminé hasta la sala 4 y la abrí confiadamente. Esa mañana estaba un poco fría y Felipe se había puesto un chaleco que lo hacía ver genial. Estaba de espaldas y escuchando música mientras leía su cuaderno. No se dio cuenta de que había entrado. Le puse mi mano en el hombro y lo saludé. Dio un salto y se dio vuelta mientras se sacaba los audífonos.
-Oh. Me asustaste! ¿Cómo estás? - Me dijo mirándome con esos ojitos maravillosos.
-¿Bien y tú? ¿Estás repasando la materia?- le dije mientras me sentaba al lado de él.
-Si! Estaba leyendo este ejercicio que hizo la profesora en clases.
Le expliqué el ejercicio y le enseñé la materia que habían pasado hasta el momento. No le costó entender mucho lo que le expliqué. Seguramente su profesora no era tan buena. Solo tenía 45 minutos para enseñarle y luego tenía que volver a una clase. Pasó el rato mientras yo me encontraba cerca de él y observaba todas sus facciones y su forma de hablar y mirarme mientras le explicaba algo. Su cara de inocencia me mataba. Esos ojitos que me dejaban ver lo asustado que se encontraba por la materia con una pupila brillante y unos labios que a ratos parecían hacer puchero estaban causando estragos en mí.
-Oye, ¿No te tienes que ir ya? - Me dice cuando termino de explicarle el control que no pudo resolver.
Veo la hora en mi celular y me doy cuenta de que son las 11:20. Mi clase había empezado hace 45 minutos y no me había dado cuenta del tiempo. Aunque no me gustaba hacer clases, con Felipe era la excepción porque cada minuto que pasaba admiraba más su forma de ser. Todo él era precioso.
-Creo que no llegué a mi clase.- Le dije un poco frustrado después de ver mi celular.
-Disculpa. Debería haberte avisado.
-No es tu culpa. Tranquilo.- Le respondí yo posando mi mano sobre su espalda casi llegando a su cuello. Me pareció que la dejé un momento más de lo apropiado pero a él no pareció molestarle en lo absoluto. Mientras guardaba mi estuche en la mochila saqué la botella de agua y el queque.
-¿Quieres el queque? - Le dije yo. -Se me quitó un poco el hambre.
-Ya. Gracias. No había tomado desayuno.- Me respondió él.
Conversamos un poco de por qué eligió la carrera y esas cosas. Le cuento un poco de mi experiencia en la u y después las preguntas típicas de su familia y eso.
-Tengo una hermana de 24 y un hermano de 28. Yo soy el menor.- Me dijo él
-¿Y polola?- Le pregunté yo dudando de si mi pregunta era adecuada o no.
-Si. Entró a Diseño este año. Acá mismo.- Me dijo con la boca llena mientras terminaba el queque.
-Ah mira. Que bacán.- Le dije yo.
-Si. Estamos juntos desde segundo medio. Íbamos al mismo colegio. Oye. ¿Sabes de alguna parte buena para dormir acá en la u?-Me dijo él.
-Yo cuando tengo mucho sueño duermo en el auto. De hecho creo que ahora iré porque me perdí mi clase y no tengo la que sigue hasta después de almuerzo.
-Yo me vine en metro hoy día. ¿No me dejas ir a tu auto un rato?
-Jajaja. ¿Estay loco? Nada que ver amigo. Igual puedes dormir en esta sala un rato. Todavía no hay que entregar las llaves porque te dan cuatro horas.
-Buena idea. Anoche salí a carretear y estoy muerto de sueño.- Me dijo él mientras ponía sus cosas en su bolso.
-Yo me voy entonces.- le dije.- Nos vemos
-Vale. Te pasaste. Me quedó todo muy claro. Ojalá que me puedas volver a ayudar.
Salí de la sala e inmediatamente sonó mi celular. Era Sofía.
-Felipe! ¿Hiciste el informe de Mecánica?
-Si. Yo lo mando en la noche.- Le dije desanimado porque en realidad no lo había terminado aún.
-Gracias. Nos vemos.-Me dijo ella.
Colgué el celular y se me ocurrió que podría terminar el informe en la famosa sala 4. Intenté abrir la puerta pero al parecer Felipe la había dejado con llave. Sentí como se acercó a la puerta y la abría.
-Se me olvidó que tenía que hacer un informe para hoy. ¿Te molesta si lo termino acá?- Le pregunté. La escena era muy graciosa porque yo estaba parado frente a él en la puerta mientras él estaba apoyado con una mano y el pelo un poco desordenado. Más bien parecía como si la sala fuera su pieza a la que yo quería entrar.
-Si! Dale no más. Ya me había tirado en el suelo con el bolso como almohada.- Dijo él mientras volvía a cerrar la puerta con lleve.

Me senté en la silla y saqué mi notebook de la mochila. Él tomó su bolso y lo puso al borde de la ventana que quedaba como espacio amplio para poner cosas y cabía él perfectamente. La ventana estaba cubierta con un papel que no dejaba entrever nada de lo que estaba o sucedía dentro. Se acostó y su cabeza quedó cerca de donde me disponía a trabajar. Estoy seguro de que ha sido el peor informe que he entregado y así lo reflejaba la nota que tuve con mi grupo. Era imposible concentrarme con él durmiendo como un ángel ahí.


La verdad es que terminar el informe era lo último que me importaba por lo que apenas me di por conforme con mi trabajo cerré mi notebook y me apoyé sobre él mirando directamente a Felipe que dormía tranquilamente. Me quedé observándolo un rato más hasta que me quedé dormido. Mis manos habían quedado cruzadas por lo que a pesar de que Felipe se encontraba a mi derecha, mi mano izquierda era la que estaba más cerca de él. Cuando me desperté había girado mi cabeza a la izquierda inconscientemente por lo que no podía verlo a él. Sin embargo pude sentir como algo tibio y suave tocaba mi mano izquierda. Poco a poco fui dándome cuenta de donde estaba y que podía ser eso que sentía en mi piel .




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