domingo, 20 de septiembre de 2015

El amor frustrado de mi vida

La vida da vueltas y no siempre nos beneficia mucho. Mi nombre es David, tengo 21 años, soy estudiante universitario y vivo en Concepción.

En el 2008 me cambié de colegio, entraba a primero medio y mi vida empezaba a cambiar bruscamente.

Me estresaba el hecho de pensar que tendría que hacer nuevos amigos y todas esas cosas. De hecho, recuerdo que intenté evadir el primer día de clases para evitar la típica presentación tipo: "Hola, soy... y vengo de ..." porque de pendejo era super nervioso (tiritaba más que la mierda) y me costaba ser sociable.

Pero a veces, sin hacer muchos planes, la vida se encarga solita de poner las cosas en su lugar. Y en esas vueltas favorables que da, me hice inmediatamente amigo de Javiera y Rodrigo.


Ellos se sentaban en la fila del lado, eran buenos para reír y comenzaron a incluirme en sus payaserías.

Delante de ellos se sentaba Ignacio, un niño callado y que sólo sonreía disimuladamente de vez en cuando.

El asunto es que Ignacio me gustó desde el primer momento en que lo vi, en el pasillo, entrando a la sala.

Luego de la presentación de rigor (que tanto evité) ya había hecho amistad con Javiera y Rodrigo, nos reímos todo el día y luego fuimos a fumar a una plaza después de clases.

Yo pensaba que Ignacio iría, pero lamentablemente no fue así. De hecho, en esa semana traté de ubicarlo siempre después de clases. Nunca lo pillaba. Hasta que me di cuenta que tenía por costumbre irse rápido y hablando por teléfono.

¡Qué mala suerte! ¡Que hueón más raro! (pensaba yo)

De todas formas, en esa semana me di cuenta y me convencí de que Ignacio me atraía mucho.

Pasó el tiempo y logré conocer y hacerme amigo de todos mis nuevos compañeros, menos de él. Había vencido mis autobarreras y me había convertido en un hueón sociable y fiestero.

Pero Ignacio no estaba en ninguna fiesta, siempre se iba casi corriendo después de clases.

Pasaron los meses y empecé a resignarme: "Este hueón es extraño, apático, no es gay ... y obviamente no quiere nada conmigo" (pensaba)

Pero en otra vuelta favorable de la vida, en noviembre de ese año (casi por salir de clases) me tocó hacer un trabajo en grupo, en el cual estaba Ignacio.

Quedamos de juntarnos en la casa de Rodrigo. Después del trabajo (pura risa en realidad) tomamos once y por fin tuve oportunidad de conversar con Ignacio.

Nos preguntamos puras cosas banales y sin sentido. Dónde vivíamos, qué música nos gustaba... y bueno, coincidimos en que a ambos nos gustaba el reggae (escuchaba esa música cuando era pendejo).

Empezamos a conversar de artistas y de canciones buenas.

Ignacio pasó de ser apático y de fome, a un tipo interesante y normal. Después de esa tarde mi interés por él volvió a despertar, aunque todavía no sabía bien qué hacer al respecto.

El famoso trabajo grupal nos tomó más de una sesión en casa de Rodrigo, fueron dos semanas en que nos vimos varios días. Y, finalizado el asunto (entregado con nota 7 y todo) ya había logrado acercarme a Ignacio, en forma piola y sin "alumbrar" mucho mis sentimientos.

Se acercaba más el término de año y comencé a frecuentar más a Ignacio.

Cierto día, en un mini carrete de tarde, estábamos jugando a una especie de penitencias. Rodrigo, a propósito, ya sabía que yo era gay. Él también lo era... Nos habíamos identificado con el tiempo, con la condición de guardarlo en absoluta reserva. Nadie más en el grupo sabía.

Rodrigo no sabía lo que yo sentía por Ignacio, pero siempre lanzaba comentarios maliciosos. El hueón tenía una obsesión con "hacerme gancho", pero yo me hacía el desentendido y simulaba no sentir nada por Ignacio.

En ese mini carrete, Rodrigo me impuso una penitencia con doble intención: "David, muérdele la oreja a Ignacio".

Todos estaban ebrios y muertos de la risa. Recuerdo que miré con cara de odio a Rodrigo, el cual me decía (moviendo los labios solamente) que aprovechara y que no fuera hueón.

Me armé de valor y me lancé. Le mordí la oreja.

Me puse rojo entero y todos se rieron de la situación. Quedé en evidencia ante todo el mundo (a mi parecer), quería que me tragara la tierra. Pero lo peor (o mejor) estaba por venir.

Ahora era Javiera la que me imponía penitencia: "Denante fue un mordisco... ahora, tienes que hacerle un chupón en el cuello".

Ignacio se enojó, se paró y dijo: "Aaah ni cagando, qué hueá les pasa?"

Yo me paré detrás de él, Rodrigo se acercó y lo agarró, Javiera también se sumó para agarrarlo. Y yo sin pensarlo dos veces, me tiré como vampiro a su cuello y le hice un chupón rico, pero que le quedó más feo que la chucha.

Ignacio perdió todo el enojo y sólo atinó a decir: "Hueones de mierda, las tonteras que se les ocurre..." y se rió, sin mirarme en ningún momento.

Terminó el carrete. Me fui a casa y me conecté a MSN. Tenía mensajes de todos los del mini carrete preguntando si había llegado bien y todo eso.

Estaba ebrio y pensé en acostarme al toque. Me saqué las zapatillas, estaba a punto de apagar el pc y suena el MSN.

- Ignacio dice: Oh hueón quedé hecho pico, igual rico el chupón... JAJAJA

Cuando leí eso, mi corazón comenzó a latir a mil por hora. ¿Qué respondo? (pensé) Y como estaba ebrio, no seguí pensando mucho y respondí:

- Ignacio, hueón, me gustai...

En ese preciso momento, Ignacio se desconectó.

¡Mierda, lo arruiné todo! (pensaba entre mi)
Apagué rápidamente el pc y me acosté... lloré un poco y me quedé dormido.

Al día siguiente no fui a clases, me sentía muy avergonzado.

Me conecté tipo 12 y me encontré con que nadie (de los del minicarrete) había ido a clases ese día, todos habían quedado malitos de la caña al parecer (eramos pendejos con "poco aguante") y Rodrigo me dijo que estaban planificando un nuevo minicarrete en casa de Ignacio.

¿Por qué no me invitó? (pensé)

Pucha (le dije a Rodrigo) creo que no estoy invitado hueón, sorry.

¿Cómo que no? (contestó Rodrigo) Ignacio me pidió personalmente que te invitara, está sin internet desde anoche y no tiene tu número de teléfono.

Entonces, significa que no leyó mi último mensaje en MSN (pensé)

Y así fue como le escribí a Rodrigo que iría.

A las 6 pm estaba llegando a casa de Ignacio. Su mamá nos recibió a todos (era re cariñosa la señora) y bueno, pasé.

- Hola hueón, todo bien? (le dije a Ignacio)
- Sí hueón, pasa... (respondió)
- Supe que estabas sin internet...
- Ah sí...

Hubo un silencio y luego Ignacio agrega:
-"Pero leí tu confesión de anoche..."

¡Mierda! Quedé en shock, mal.

Creo que enmudecí en todo ese carrete y no crucé miradas con Ignacio.

Terminó ese carrete, nos despedimos con Ignacio como si nada. Llegué a mi casa y pensé: "Lo perdí".

Pasaron las semanas, con Ignacio nos saludábamos en clases pero nada más.

Hasta que llegó el penúltimo día de clases. Estaba saliendo del liceo y se me acerca corriendo Ignacio: "Oye hueón, vamos a mi casa a cocinar unas papas fritas..."

¿Qué chucha? (Pensé yo...)

- Bueno, apaño. (No sé en qué momento acepté)

Llegamos a su casa, puso música y empezamos a preparar las papas.

Llegaba la hora de comerlas y me dice: "Hueón, tengo que confesarte algo..."

(En ese momento me derretí por dentro... pensé que me contestaría mi declaración, me veía con él de la mano, onda parejas felices y toda la hueá)

"Me gusta la Andreita hueón..." (continuó)

¡¡¡QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!! En ese momento no sabía si llorar o qué. Fue un balde de agua fría brígido.

Cuento corto, terminé aconsejándolo de como pedirle pololeo (así de hueón) y prometiéndole que le "haría gancho" porque la Andreita era igual bien amiga mía.

Terminó la tarde de papas fritas, era hora de devolverme a mi casa. Nos despedimos onda "buena perrito, nos vemos". Y emprendí el camino, triste, derrotado y con muchas ganas de llorar.

Llegué a casa, me conecto y veo un mensaje suyo en MSN. Ignacio me agradecía por ser buen amigo y que me tenía cariño y una infinidad de hueás que me dejaban simplemente en la "friendzone".

Fue horrible. Recuerdo que no le contesté, que apagué el pc con furia y me acosté con ropa y todo, amurrado como lo que era: un pendejo de 14 años.

Al día siguiente me levanté y emprendí el rumbo hacia mi último día de clases (de primero medio). Llego y veo en la entrada a Ignacio conversando coquetamente con Andreita.

En un torpe ataque de celos, me acerqué simplemente para interrumpir.

Ignacio me miraba con cara de: "Hueón desubicado..."

Agarré a Andreita de un brazo y me puse en medio de ellos dos. Caminamos los tres hacia la sala y me senté en mi puesto.

Ignacio se acercó y me dijo casi al oido: "¿Qué hiciste hueón? ¿Te pusiste celoso o qué hueá?" (con tono pesado)

Yo lo miré con cara de odio y no respondí nada.

Me miró fijamente, se rió, se acercó a mi oído otra vez y me susurró: "Si sabí que te amo a ti maraco..."

Los dos estallamos en risa, nos retaron y cada cual a su puesto.

Esas palabras me dieron vuelta en la cabeza todo el día. Aunque decidí tomarlas como broma.

Terminaron las clases y el sábado inmediatamente posterior habíamos organizado un carrete de "fin de año" y "como Dios manda".

Llegamos a ese carrete, nos embriagamos, cantamos, bailamos, nos pegamos tremendo show. Ignacio andaba más prendido de lo normal e incluso llegué a pensar que estaba drogado.

Para mi fortuna Andreita no fue al carrete.

Eramos pocos, "los precisos". Estabamos en medio de la fiesta e Ignacio se me acerca.

-¿Cómo lo estai pasando hueón?
- Supongo que bien (respondí)
- Yo no tanto, tengo ganas de virar, ya tuve mi cuota.

(En ese momento mi cabeza tenía un enorme "qué onda?")

Ignacio me mira fijo y me dice: ¿Vamos a fumar una cosita por ahí...?

Yo caché altiro que era weed, nunca había fumado y me tenía curioso la idea de probar hace rato. Así que lo apañé.

Salimos y nos tiramos en el pasto. Estaba mojado (en concepción llueve todo el año xD)

Ignacio tenía dibujado un pito natural, lo prendió, fumó y me convidó.

Yo de patudo y aprovechando que estábamos sólos, recosté mi cabeza en su panza (no tenía, era un flacuchento de mierda) y empecé a sentir los efectos de la marimba.

Recuerdo que empezamos a hablar de cosas chistosas que habían pasado en año, estábamos pura risa.

Se sienta de un momento a otro, quedo con la cabeza afirmada en su entre piernas y me da un beso en la frente.

¿¿QUÉEEEE?? (pensé)

Pero como no soy tan hueón, me levanté y me fui directo a su boca.

Nunca había besado a alguien con tantas ganas, hasta el día de hoy recuerdo esos besos (es patético, lo sé) pero de verdad nunca me ha gustado tanto alguien.

Nos comimos como locos, la noche estaba perfecta, como son las noches después de la lluvia en concepción, un poco frías pero despejado con una luna que alumbra lo suficiente como para verse en medio de la noche.

Perdí el sentido del tiempo y del espacio. Yo sólo corría manos y lo besaba, era una escena entre tierna y caliente.

Hasta que sentimos un: "Allá están estos hueones..."

Nos separamos de inmediato. Eran Javier y Rodrigo, ambos nos vieron en pleno besuqueo pero se hicieron los locos.

Se tiraron en el pasto junto a nosotros y así empezaba a terminar la noche. Estaba amaneciendo.

Todos empezaban a irse a sus casas y con Ignacio emprendimos camino también.

En el camino conversamos mucho. Le confesé abiertamente que siempre me había gustado. Él sólo decía que me encontraba lindo y que nos habíamos hecho muy cercanos.

Llegué a mi casa, me despedí y el siguió su camino hacia la suya (quedaba más lejos). Esa despedida estuvo también llena de besos.

Con el tiempo, Javiera y Rodrigo me contaron que habían visto todo y que estaban felices de lo mío con Ignacio.

Lo real y concreto es que en verdad, después de los besos no había pasado nada más ni habíamos formalizado nada.

Seguíamos como amigos. Él me abrazaba, me besuqueaba y cosas así, pero todavía no "dábamos otros pasos".

Hasta que llegó su cumpleaños.

Recuerdo que esa noche le di "su regalito", tuvimos una noche de sexo inolvidable (igual que sus besos, simplemente no puedo olvidar esa noche).

Pero la historia de la noche del cumpleaños es mucho más larga y deseo contarla en otra ocasión.

Después de esa noche hubo más sexo. Nunca formalizamos algo, siempre seguimos siendo amigos.

Fueron casi 3 años de historias inolvidables, que me erizan la piel. La única vez que he estado plenamente enamorado... pero en una relación abierta (por voluntad de ambos)

¿Me podrían creer que ahora lo veo por las calles de esta malvada ciudad... y ni nos saludamos?

Han pasado dos años desde la última vez que hablé con él.

Todavía me gusta.

¿Qué debería hacer?

Espero sus buenos consejos. Prometo contarles sobre nuestros episodios sexuales muy pronto.

Sólo quise publicar para saber si alguien tiene historias similares y qué han hecho, cómo han sobrellevado la situación. Necesito orientación.

13 comentarios:

  1. Puta que fome xD Pa' que estamos con weas, esta es una página de relatos eróticos, que le agregen romance a la historia es otra cosa, pero el sexo es lo que interesa jajaja No te costaba nada resumir lo anterior y haber contado la aventura sexual.... En fin, creo que pudo haber sido un buen relato pero ya fue. En cuanto al super consejo que necesitas, igual es absurdo aconsejar a alguien que no detalla como siguió ni como terminó su "relación". Saludos.

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    1. Compadre, si no le gustó el relato mejor no comente.
      Vaya al inicio y vea que dice "Relatos flaites. Relatos eróticos. Relatos gay. Relatos chilenos. Historias de amor y fantasías" no necesariamente tienen que ser relatos eróticos. No sea weon.

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    2. Apoyo el primer comentario. Esto no es terapia.

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    3. Apoyo la respuesta, el titulo claramente dice relatos eroticos, relatos gay, historias de amor y fantasias. Por lo tanto el relato cumple.

      Ahora como consejo, olvidate cabro, dejalo ir...

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  2. Que wena historia. Todos tuvimos un amor de cole...pero no todos pudimos concretarlo. Yo creo que eso quedo ahi no mas...en la adolescencia...quedate con el bonito recuerdo y sigue viviendo. Un abrazo y cuidate.

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  3. yo entro a puro leer los comentarios pero a veces ni eso salva

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  4. loco yo que tú lo busco de nuevo, o lo recupero porque teniéndolo tan cerca uno no sabe si puede alejarse el día de mañana, y más si dices que aun a pesar del tiempo sigues enamorado de él

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  5. Me gusto tu historia, los mejores amores son los del colegio. Yo creó que debrias acercarte a el y ver que pasa. :") . saludos y suerte . pd: igual me cargaba el primer día jajaja xd

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  6. Falta información: ¿como pasaron del sexo salvaje a no hablarse en la calle?.

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  7. No te aconsejaré nada, porque yo vengo aquí a leer nada más... pero tu relato es excelente, te felicito!!! igual lata la experiencia.

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  8. Ohhh wn yo igual soy de conce y puta que te entiendo, pero como leí por ahí quédate con los bueno, si al final no se concreto nada es porque no daba para más que eso y me imagino que ya ahora de grande quieres otras cosas, aunque volvieras a tener onda con el no sería lo mismo. Mejor avanza en la vida y quédate con lo bonito de eso que se qués en la adolescencia. Saludos!

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  9. si en realidad me gusto tu historia pero lo mejor ke puede hacer es continuar y dejalo todo en un lindo recuerdo y mirar a tu alrrededor puede haber algo mejor, no pierdas tiempo jejejej.......

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  10. Weon como tan weon xd! Todos tuvimos nuestras aventuras, enamorados, weas con heteros, no se mil weas.... Pero seguir enganchado, dijiste que fue a los 14, que duró 3 años,significa a los 17, y tienes 21! Osea te estás cagando tu mente heavy! Mejor sigue fumando weed y disfrutando la vida mira que para webeos y enamorarse hay vida para rato! Te lo digo yo! Pase mis 18,19 y 20 como full carrete y lo seguiría haciendo porque puta que era rico webear pero encontré el amor en una app que nadie pensaría Grindr y llevo 2 años felizmente pololeando! Enserio borralo de tu cabeza, webea, culea, carretea y disfruta! Que cuando encuentres el amor no lo debes dejar ir, y ese amor que es Ignacio fue solo una pendejada ;) espero leas el comentario jajajja

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