sábado, 20 de febrero de 2016

Alejandro – primera parte

Hola a todos, mi nombre ficticio es Tomás y tomé la decisión de contar mi historia aquí luego de leerme una tonelada de relatos que me dejaron cachondo, esperanzado, atento, aburrido y más.

Actualmente tengo una pareja - Alejandro - y llevamos cerca de un año juntos y luego de pasarlo tan mal como quien cae a un pozo, puedo decir que estoy en mi mejor momento pero igual hay nubes en el horizonte que me alertan de que pueden venir problemas, pero Alejandro prácticamente se ha transformado en el meteorólogo que logra pronosticar lo que viene y así afrontarlo de mejor manera y que mejor si cuento con él.

Tengo 27 años y cerca de los "veinte-tempranos" asumí que era gay pues los hombres realmente me hacían sentir cosas que pude experimentar con mujeres pero en un nivel inferior.

Mi familia es muy conservadora y no necesité mucho esfuerzo para no decidir salir del closet pues el destierro sería inmediato. No estoy exagerando pues tener origen acomodado puede abrir puertas y cerrarte mundos si las cosas se hacen mal. Ni mencionar que mi entorno social no ayuda demasiado.

Comencé a experimentar con hombres a través de encuentros casuales del tipo "busco activo o pasivo" en páginas de Internet y me aseguraba que los otros tuvieran lugar y encontrar horas en las que mi ausencia podía ser justificada. Estuve alineando planetas durante meses y luego desistía pues creí saciar mis instintos carnales pero el asunto seguía en mi interior pujando por salir.

Me titulé a los 25 años y no tuve problemas en encontrar trabajo. Ello me permitió solventar mis propios gastos y dejar la casa paterna. Todo sin sobresaltos y ya con una incipiente libertad seguí conociendo hombres que en su mayoría eran curiosos, bisexuales o gays sin intención de formalizar nada. Yo tampoco quería entablar relación pero ya los encuentros no me dejaban nada y quería sentir cariño, amistad, comprensión y pasión permanente por una sola persona.

En una desgraciada coincidencia mis padres vinieron a verme a mi departamento un fin de semana para saber cómo me encontraba pues solo sabían de mi existencia a través de sus amigos con los cuáles yo trabajaba tras salir de la universidad. Mi familia es de reunirse de tanto en tanto, pero deliberadamente dejé de asistir con criminal ingenuidad. Mi padre se encarga de reunir al rebaño y puede distinguir se alguna oveja se tiñó de negro.

Estaba saliendo con un mino de treinta años que era gay asumido en su entorno y llevábamos seis meses de cachondeo programado y momentos de complicidad añadidos que permitían construir algo más para el futuro. Era habitual que pasáramos los fines de semana juntos en los departamentos de cada uno y en el fin de semana nefasto estaba en el mío.

Tocan a la puerta y me aseguro de abrir primero con ansiedad pues nunca he dejado de sentirme perseguido y a mi pareja le costó comprender eso al principio pues para él la homosexualidad y su aceptación por el entorno era signo de los nuevos tiempos, pero yo insistía que el rechazo hacia ella aún era masivo.

Mi pareja se escondió a regañadientes y recibí a mis padres que iniciaron su interrogatorio habitual y yo respondía de acuerdo a un guión que sabía de memoria. Nuestra relación paterno-filial siempre fue tirante desde que entré a la universidad y ahora estaba en modo hibernación.

Comenzaron los reproches acerca de que me alejé de la familia, de que no presentaba pareja convencional. Por mi parte me defendí que privilegiaba otras cosas sobre lo que ellos habían establecido como normal y eso que aún no revelaba mi “anormalidad”. Al final se fueron y yo me sentí mal porque estar dando tantas explicaciones me dejaba cansado y mi pareja que escuchó todo desde el interior me recomendó que por favor aclarara las cosas en mi vida y que no estaba dispuesto a seguir escondiéndose cuando viniera un amigo mío, mis progenitores o cualquier otro de mi entorno a verme. Terminamos la relación días después porque yo tampoco quería esconderlo a él.

Cuento corto, me reuní con mis padres y hermanos y les conté que era gay, y su reacción fue tormentosa al punto de que por favor no me juntara más con ellos. En un arranque de estúpida sinceridad revelé que había tenido pareja y amigos con ventaja.

En un desgastante proceso abandoné cuanta cosa: trabajo, familia, amistades que me rechazaron y me dispuse a irme de la ciudad. Santiago será enorme pero en el entorno donde viví hasta los veintiséis años era minúsculo.

Me fui al norte a una ciudad que comparte casi todo con otra y donde encontré trabajo, conseguí arrendar una casa y nadie me conocía. No estoy exagerando sobre lo que tuve que hacer ni tampoco porque lo cuento de forma tan breve, pues mi vida se divide en dos: Antes de Alejandro y Después de Alejandro.

Regresaba del trabajo una tarde en la micro pues la distancia del centro a la casa no era mucha y así aprovechaba de ahorrar bencina y hacía esto dos veces a la semana. En el último paradero se subió un joven con expresión seria pero tranquila. Era alto, piel morena, pelo ondulado y se vestía como todos en verano: polera sin mangas, short y hawaianas. Era delgado pero no flaco macilento sino que se notaba que hacía esfuerzo en estar tonificado, pues tenía piernas marcadas y el torso estaba muy proporcionado al cuerpo. Con esta descripción no es difícil descifrar que estaba babeando por él, pero podía disimularlo. Se sentó frente a mí y me miró tras descubrir que le observaba. Pude interpretar que se sintió perseguido y yo doblé la cabeza hacia el otro lado. Con visión de conejo, me di cuenta que también me observó pero sin poder adivinar alguna intención y la micro pasó por donde tenía que bajarme y al ir hacia la puerta de atrás lo miré fijamente y él también con expresión de curiosidad. Nos miramos cuando yo ya estaba abajo.

¿Qué tiene todo esto de especial? Que pasé un buen rato recordándolo y elucubrando si vivía cerca o tal vez su casa estaba a la cresta del mundo y nunca más lo volvería a ver. Reconozco que fantaseo mucho con minos que veo por la calle y seguramente éste era uno más para mis pajas mentales.

Para mi sorpresa lo volvería a ver varias veces en distintos momentos de los días siguientes y siempre a las mismas horas. Parecía un reloj suizo de lo exacto y yo un paranoico de fijarme en esos detalles. Lo vi andar en bicicleta, lo vi andar en patines, lo vi caminar y escuchando música al mismo tiempo, lo vi con bolsas de supermercado y lo vi con la misma expresión de seriedad que mutaba entre tranquilidad y una tensión por no demostrar algo. Me percaté de que era alguien que le costaba soltarse pero solo cuando caminaba pues cuando iba en su bicicleta y sobre todo en patines tenía el rostro lleno de felicidad. Esta cantidad de detalles demuestran que me atrajo.

La paja mental continuaba y quizás él ya ni me recordaba, pero estando un “fomingo” sentado en una banca de una plaza enorme que hay cerca de mi casa lo vi sentarse a varios metros de mi y miraba fijamente el pasto sin prestarme atención. Decidí mirarlo y vestía una polera musculosa y bermuda. Buenas piernas, facciones de rostro finas, bonito pelo y un culo turgente que se notaba porque la bermuda era pitillo.
-¿Puedes decirme la hora?
Era su voz y yo lo miré intentando evitar la ansiedad y él me sonreía de forma cortés.
- Son las doce y quince. – contesté yo mostrando la pantalla del celular.
- Gracias. Creo que te vi un día en la micro. – dijo él que volvía a tener ese semblante serio pero tranquilo. Tenía la mano derecha empuñada y volcada hacia la espalda. Me fijé que estaba nervioso y que su voz era afable pero con cierto dejo de pauteo.
- Yo también te vi. – dije yo aprovechando un vuelo de seguridad tras percatarme de su nerviosismo.
- Me llamo Alejandro. – me extendió su mano que tuvo empuñada y le contesté el saludo y me presenté como Tomás. - ¿Eres gay?
Quedé petrificado y no sabía que cresta decir y estaba él mirándome con sus ojos café y de forma consciente intentaba no pestañear. Podia sentir su ansiedad de cuando alguien intenta engrupirse a otra persona pero a un nivel demencial.

Podría escribir un relato hot sobre mis "andanzas" pero el otro protagonista del relato es Alejandro y el asunto se centrará candentemente en él. Así que opté por tirar el relato en varios capítulos y espero que lo tomen a bien.
Saludos.

6 comentarios:

  1. El wn directo al hueso jaja muy buen inicio, encia la segunda parte rápido porf xd saludos!

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  2. Ud siga nomas con su relato, incluso la parte final me inspiro a hacer algo parecido

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  3. No entiendo por que se ponen nombres "Ficticios" como si con soo el nombre de pila los van a cachar

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  4. se me hace que fuiste a iquique, no conosco ninguna otra cuidad del norte que este tan apegada como iquique y hospicio.....ojala algundia conocerte o conocerlos...yo tm soy de aqui (iquique)

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