domingo, 1 de mayo de 2016

David y yo: Parte 1 Encuento Desafortunado

Esta es la historia del amor de mi vida. El único gran amor que he tenido en mi vida. De solo pensar en el, mis ojos se llenan de lagrimas, mi corazón se acelera y no puedo evitar suspirar.

Todo comenzó cuando yo era un adolescente. Tenía 17 años, cursaba 3ero medio. En ese entonces yo era un joven delgado, muy delgado casi al borde de la desnutrición, de acuerdo no tanto, pero si era flaco así onda esquelético, bueno todavía lo soy, con mi cabello negro, cual típico chileno y mi tez no tan blanca, pero tampoco moreno, de 1.70 de altura. Ese día sábado estaba en el baño de un patio de comidas del centro de Santiago. Me lavaba las manos, cuando me di cuenta que me miraban a través del espejo. Un joven un poco más alto que yo, con cabello castaño peinado con una especie de copete, ojos medios almendrados, tonificado. El me miró y me dio una sonrisa. Yo le respondí la sonrisa de vuelta, porque siempre hay que ser amable. No le di mucha importancia. Bajaba por la escalera para salir de los baños cuando este joven se me acerca.

-Hola – me dice. Yo puse cara de “porque estas hablándome”, el continuó – me fije que estabas en el baño…

>> claro genio, si solo estábamos los dos<<

-… y me di cuenta que traes papel en tu zapatilla – apuntó a mi zapatilla. Vi un gran trozo de papel pegado que seguía todo mi recorrido. – bueno, que estés bien

Mientras el se marchaba, yo despegaba el papel de mi calzado. Que vergüenza, al regresar al baño, me vi al espejo, estaba rojo. Por lo menos pude evitar una humillación mayor. Por alguna razón miré al lugar en donde se estaba lavando las manos aquel hombre hace unos momentos, quedé unos segundos pensando en el, en la forma en que me había sonreído, me sentía extraño.

El día seguía avanzando y yo continuaba sacando la vuelta, tenía mucha tarea para el lunes que no quería hacer. Decidí ir al parís que está en Ahumada, a jugar un poco en las consolas que tienen ahí. Mientras bajaba la escalera, lo volví a ver, el estaba hablando con la señorita en el puestos de celulares. Me fijé en como andaba vestido, una camisa cuadrille de manga corta que hacia resaltar sus bíceps, y unos jeans negros apitillados. Tengo que decirlo, me gustaba como se veía. Al yo ser flaco, el era todo lo que siempre quise ser.

No sé porque, pero traté que el no me viera, quizás aún tenia vergüenza. Al salir de la escalera camine lo mas rápido hacia las consolas, esperaba que el no notara que estaba ahí. Por andar preocupado de otras cosas no vi el cartel de Mario Galaxy. Choqué y caí al suelo votando el anuncio conmigo. Todos los que estaban alrededor me miraron, incluyendo a David. Lo miré y el se reía junto a la vendedora, desde arriba el guardia se burlaba, todos se reían. Puta la wea, Ya no quería jugar. Me paré y subí corriendo las escaleras.

Me fui a la plaza de armas a sentarme, las personas iban y venían. Hacia calor, pero un viento frio refrescaba la tarde, yo seguía pensando en como fui tan pao’ de chocar con un cartón. Comencé a reírme, si lo pensaba bien resultaba divertido. De un momento a otro estaba riéndome a carcajadas, solo, sentado en una banca. Otra vez era el centro de atención, todos estaban mirándome raro. Entre la multitud estaba el, de nuevo, ¿Por qué me lo encontraba a cada rato? Santiago es tan grande y hay tanta gente. En ese momento no lo sabía, pero, todo pasa por una razón y el iba a cambiar mi vida para siempre.

El estaba en la multitud de brazos cruzados todo divertido mirándome reír solo. Cuando me vio me guiñó el ojo. Yo me paré en seco. Me fui de ahí riéndome aún, pero para mis adentros. Ya no sabía que hacer, no podía seguir en la plaza pues el andaba por ahí, tampoco podía ir al París. Comencé a vagar, caminaba sin ir a un lugar en específico. Estaba parado en un semáforo cuando mi estómago rugió, y rugió fuerte. La señora que estaba al lado mío me miró como si fuera el peor roto de la vida.

Fui al Telepizza que está en Ahumada, lo que me compré allí no es importante, una pizza individual con una pepsi, me senté en el segundo piso a comer, probé mi bebida y ¡PUAJ! Estaba sin gas. Este día iba súper bien.

Fui a reclamar, cuando me cambiaron la bebida iba a volver a mi puesto, detrás mío había un hombre con una chaqueta de cuero que hablaba por celular, me daba la espalda, volteó y choque con el, toda la bebida se esparramó en mi pecho. Si, adivinaron, era el, David, no lo había reconocido con esa chaqueta y por atrás.

- Perdóname - me dijo con cara entre sorprendido y riéndose

- ¿lo encuentras muy gracioso?- dije casi gritando – Me mojaste todo, imbécil.

- En serio, sorry – ahora estaba serio. No se de adonde había sacado servilletas, pero ahora trataba de secarme. Yo le corrí la mano.

- ten más cuidado – dije. Ahora estaba más calmado y entonces me di cuenta, que era el - ¿Estás siguiéndome?

-No

-Entonces porque te encuentro en todas partes…

-…solo es coincidencia.

- ¡No es cierto! Estás siguiéndome. Para de hacerlo – Me había vuelto a alterar – Enserio detente.

Llegó el administrador del local a intervenir.

-¡Ambos, tranquilos! – Dice el jefe del local, luego dirigiéndose a mí, continua – Te daremos otra bebida, pero ten calma. Los accidentes ocurren.

-¿el agrandado será gratis? – pregunté.

-No - Dijo en seco el administrador.

-Pues entonces no me calmo na’-Dije y le tiré la poca bebida que me quedaba en el vaso a la cara. Salí de ahí lo más rápido que pude. Sentí como David trataba de agarrarme por la muñeca.

Ya no tenía ganas de nada mas, mi día libre me había resultado un bodrio, y ya no quería mas. Estaba en la estación de Plaza de Armas esperando el metro, cuando me acuerdo que dejé mi pizza sin comer en el local. Había salido tan rápido que la había olvidado. Fue un desperdicio de plata.
Llegó el metro en dirección a Plaza Valdés. Mi plan era hacer combinación en Baquedano, y de ahí irme a mi casa. Era más largo el trayecto, pero tampoco tenia la urgencia de llegar luego. En Baquedano me fui en el tren en dirección San Pablo. En Universidad de Chile, entre la multitud de gente que subió, iba el. Yo me hice como que no lo vi, Justo de todos los vagones del tren tenía que subirse en el mío. Agaché la cabeza, no quería que me viera. Cuando el tren llegó a República, levante la vista para ver si el ya se había ido, nuestras miradas se encontraron a través del reflejo de las puertas. El se acercó a mí.

-Lo siento – Dijo – Sé que crees, que te estoy siguiendo, pero te juro que no - Por primera vez lo miré fijamente a la cara, noté sus ojos de color verde mirándome, parecía un modelo de revista, era muy fuera de los estándares de típico chileno. Toda esta situación era tan irreal. Su mirada fija en mí me puso nervioso. El seguía disculpándose –También lamento lo de la bebida, fue un accidente.

-Lo sé, fue un accidente. No te culpo, me enojé porque, bueno, quien no se molesta cuando se le voltea la bebida encima

-Yo te invito a comer, para remediarlo

¿Me estaba invitando a salir? ¿A mi?

-No, gracias – Lo rechacé amablemente. –Nunca hay que salir con desconocidos.

-En ese caso; Hola soy David – Estiró la mano.

No supe que hacer, ¿lo saludaba como lo hacia con mis compañeros de curso, chocando la mano?, ¿o le daba un apretón como un hombre adulto?

-Hola me llamo Alejandro –Me decidí por darle un apretón de manos

-Te invito al Burger King –Dijo David con una sonrisa confiada.

-No quiero comer, quiero una polera que no esté pegajosa – Dije medianamente cortante. Miré hacia la puerta del vagón, unas universitarias nos miraban, bueno no a mi, solo a el.

-Entonces vamos a comprarte una nueva polera –Dijo aún sonriendo pasando una mano por su cabello.

>>ya sabemos que eres guapo, no hay necesidad que sigas posando<<

-No sé si lo dices en serio o no, pero en todo caso, no.

-Lo digo en serio –su rostro confiado no cambiaba. Miré a mí alrededor, una señora nos miraba fijamente – Vamos po’

La maquina de tren anunciaba que llegábamos a Estación Central, mi estación. Las puertas se abrieron y yo me baje. No esperaba que el se bajara conmigo.

-¿Qué dices? ¿Vamos a comprarte otra polera?

- No es necesario, enserio que no. – El tren abandonó el andén mientras que yo me dirigía a la escalera de salida – Bien, chao.

-¡Espera! – Exclamó agarrándome de la muñeca – Dame tu número

-¿Para que quieres…? Ahh está bien – esta vez accedí fácilmente.

Tomé su celular, anoté un número y se lo pasé de vuelta. David llamó al número mientras, yo veía como la escalera se desocupada

-¿aló? – dijo la voz al otro lado del teléfono

-Este no es tu número.

Yo me encogí de hombros, tomé su celular y escribí un nuevo número. David volvió a llamar. Está vez sonó mi celular.

-Te llamaré

-…O quizás no – Dije para mis adentros
.
Me despedí, y subí corriendo la escalera. Cuando llegué a la cima, miré para abajo, David estaba mirándome. Desde la distancia me hizo un gesto de despedida con la mano.

Ya era de noche, yo estaba recostado sobre mi cama escuchado World Dance Music, eran cerca de las 22:30 y me llega un mensaje
>Hola, ¿quieres hacer algo mañana?
> No.
>Usted no tiene saldo suficiente para mandar este mensaje…

7 comentarios:

  1. Puta, igual linda tu historia, y sigue contandola, peeero no te compro la discución en el telepizza, qué chileno típico dice " ¡No es cierto! Estás siguiéndome. Para de hacerlo – Me había vuelto a alterar – Enserio detente". Si lo hiciste para que la historia fuera mejor, mmm para mi gusto no lo hace, mejor poner palabras más comúnes y vas a lograr una historia más real.

    PD: espero que tu historia sea real y no una fantasía con un amor de metro que te fuiste imaginando hasta tu casa ;).

    Ánimo y sigue con tu historia.

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  2. Concuerdo con el amigo de arriba, la historia en si fue entretenida, pero no te compro que sea real.
    Sigue relatando, pero no caigas en fantasía, para que así sea totalmente creíble

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  3. esto es como esos fanfics yaoi jsjsj que feic

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  4. Ojala q sea real la historia
    Y espero leerla hasta el final
    Saludos
    Y se q las coincidemcias existen
    Saludos

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  5. Sigue relatando esta historia, se ve buena ☺

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  6. Está buena, pero muy cursi al momento de relatarla, se pone un poco latera y fantasiosa. Desconozco si es real o no pero a modo de consejo escríbela más relajado porque la historia es buena. Saludos!

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