sábado, 23 de mayo de 2015

Los baños del instituto

Hola, bueno, este es mi primer relato acá, y, si hay algo que no entiendan o donde me haya enredado, espero lo entiendan.

Por cosas de privacidad, omitiré mi nombre, aunque esta historia la conocen mis amigos y no tengo problemas en decirles que ellos me llaman Jck, (Jack pero siempre lo escriben omitiendo la “A”), por un perrito que tuve y cuando murió les dije a todos que así me llamaría, desde entonces por cariño me apodaron así, y me encanta recordar el porqué de ello.



Bien, tengo dieciocho y en marzo de este año entré a estudiar al Instituto de Estudios Bancarios Guillermo Subercaseaux, en la carrera de técnico financiero. No me gustan las finanzas, pero como quiero estudiar licenciatura en música y la carrera es larga, para no estorbar a mis padres preferí sacar esta carrera y después trabajar para costearme yo la licenciatura.

Bien, en el curso, somos súper pocos, somos veintisiete, comparados con otros cursos que tienen casi cuarenta, como el técnico financiero dos del diurno que son treinta y siete.

Entre los subsectores que hay en el instituto, tenemos lo que se llama Habilidades comunicativas y la profe súper simpática nos dio la tarea de redactar un caso donde se hubiera observado agresión dentro el ámbito laboral que nosotros hayamos observado, y de no ser posible, redactar uno donde la agresión se hubiese visto involucrada en el colegio. Fue tal, que los grupos expusieron sus problemas, y cuando nos tocó a nosotros, di mi caso de colegio, de cómo el “Maricón conchetuare”, o el “Hueco culiao”, se escuchaba de esquina a esquina en el liceo donde estudiaba. Le dije al curso que yo había sufrido de bullying homofóbico durante los cuatro años de media, y que el intento de suicidio fue recurrente, pero que nunca llegó a tener éxito.

Como sea, el curso se lo tomó súper bien, me dieron su apoyo, me agradecieron haberles sido sincero y que cualquier problema, podría contar con ellos.

El caso es que, de mis compañeros, hay uno que se lo tomó bien pero como pensando minuciosamente cada palabra que yo había dicho durante la redacción de mi argumento en cuanto al bullying homofóbico. Se llama Luis y tiene veintitrés. Es un compañero tela, alto, ancho pero no gordo, d ojos café, pelo corto y bueno para tomar el pelo, lesear y esa onda pesada pero que no cae mal.

Eso pasó un día martes y esos días tenemos clases en la tarde hasta las siete treinta y cinco, de modo que después no queda nadie hasta las nueve cuando llegan los del vespertino.

Cuando íbamos saliendo, me despedí de mis amigas y partí al baño porque estaba que me meaba y la materia si bien es fácil, tengo problemas para captar algunas cosas, soy de esos que si veo una mosca, pierdo la concentración de todo lo que me rodea, así que nica pedía permiso para ir al baño y quedar colgado con la materia, además faltaba poco y no estaba tan tan urgido.

Como decía, había ido al baño que quedaban en el segundo piso y sin darme cuenta, el Luis se vino tras mío, cuando llegué, pasé a un cubículo, (porque no me gustan los urinarios, siento que todos te miran para ver si tienes el pene grande o chico y mi privacidad para mí, vale oro), y al salir lo noté parado frente a los lavamanos mirándome y sonriendo pero afable.

- ¿Qué pasa?- me preguntó sonriente.

- Nada, ¿por?- contesté yo extrañado así arrugando el entrecejo pero riéndome por la situación.

- No nada- me contestó.

Andaba vestido ese día con una polera entera blanca y un buzo apitillado, unas zapatillas medio fosforescentes y en la mochila andaba trayendo colgado una chomba que a la vista se veía ancha para él.

Seguía sonriendo y cuando me fui a lavar las manos se volteó a mi lado y me dijo.

- La raja lo que dijiste en la sala.

- Gracias- dije.

- Igual, no todos se atreven a lo que tú- su voz parecía más callada, ahí como que noté algo raro.

Yo sinceramente me hacía el hueón, y cuando me habló más cerca de la oreja para decirme que había sido valiente sin saber cómo iban a reaccionar, me dio una puntada medio cosquillosa cerca de la costilla izquierda y pasé a llevar su cara que tenía una barba de hacía como tres o cuatro días.

- Tranqui, tranqui- me dijo-. Si no te voy a hacer nada.

Ahí, se fue apegando a mi mientras me lavaba las manos y sentí su miembro en mi trasero de una. Lo tenía erecto, no se sentía así como un pene maravilloso de veinte, veinticinco o más centímetros. No. Se sentía normal, yo le echaba unos dieciséis, diecisiete más o menos y grueso como él solo.

- ¡Te haría de todo, hueón!- me dijo después dando unas punteadas y dándome unos besos en el cuello y por detrás de la nuca mientras exhalaba un aliento que me calentaba toda la zona.

- ¡Ya hueón, déjate!- le dije-. ¡Luis, ctm, cabréate!

Yo trataba de rehuir de él, pero con los besos en el cuello fui cediendo de a poco, y no me di ni cuenta cuando le empecé a entregar el poto a él.

Me seguía punteando con el buzo puesto y ahí mismo, en pleno pasillo, pero le dio julepe así que me metió en mismo cubículo donde había ido a mear yo.

Tenía el pene parao a mil, se le notaba en el buzo, una cosa grande y gruesa, pero parece que no le importaba mucho metérmelo, porque una vez dentro, cerró la puerta con el pestillo y arremetió conmigo, me aprisionó entre la pared del cubículo y me agarró a besos que me hacían ver estrellas. Yo ya me había calentado y me daba lo mismo lo que pasara, me daba unos besos salvajes por decir lo menos. Había tirado su mochila al suelo y se había sacado la polera de paso. No tenía ni vello pectoral ni en las axilas, se depilaba, ni en el ombligo tenía cuando se lanza a sacarme la ropa a mí y sentimos unos golpes de puertas.

- ¡shhhh!- me susurró-. Cállate hueón.

Se sentían unos hueones hablando de unas pruebas de cálculo, y unas de economía. Se escuchó el chorillito de meao en la taza y después el agua corriendo de la llave.

Habían dejado la puerta cerra porque se escuchó el portazo.

El luis me quedó mirando y caché que el paquete había perdido erección,

- ¡Páramelo de nuevo!- me dijo bajando hasta el pantalón.

El buzo era de tela delgadita, bastante diría yo. No se lo bajé sino que empecé a olerlo por encima del buzo, ahí el hueón se cambió de lado y se apoyó en la pared del cubículo, me agarró la cabeza y me la encimó en su pene que todavía estaba escondido.

- ¡Chúpamelo!- me dijo.

Yo como podía le pasaba la boca por encima del pantalón, incluso se la mordía y el hueón se quejaba riéndose, como que le gustaba la huea.

Le empecé a bajar el pantalón de a poco y el bóxer blanco ya lo tenía medio mojao del momento anterior.

- ¡Chúpame el pico poh hueón!

Le rodee el poto con mis manos porque lo tenía más rico que la chucha y entre eso el hueón no se aguantó más.

- ¡Chúpame el pene hueón!- me dijo bajando las manos, bajándose el bóxer y mostrando el pene que había sentido momentos antes. Diecinueve centímetros de buena carne, grueso y limpio como él solo, sin vello púbico ni venas. Era un Dios.

- ¡Haaaa!, culiao, chúpamelo- me decía agarrando mi cabeza con su mano derecha y moviendo las caderas hacia adelante y atrás de la misma manera que yo movía mi cabeza-. Chúpamelo, métetelo todo. ¡Haaaa!, ¡Mmmm!, huevón que lo chupai rico.

El movimiento de caderas era cada vez mayor- sus pantalones estaban llegando casi a las rodillas y su trasero lo acariciaba de una manera porque estaba calentito.

Tenía el pico durito y sin darme cuenta el hueón me agarró la cabeza con las dos manos y me empezó a meter el pene hasta que arcadas me dieron.

- ¡Chúpalo ctm!- me dijo con las caderas moviéndolas hasta meterme el pene hasta adentro, lo más profundo de la garganta.

El hueón le dio con el vaivén más rápido, se movía tanto que se despegó de la pared del cubículo y me sentó en la taza. Me tomó la cabeza con las manos y me apegó la cara en su vientre tragándome todo el pene que me metió.

- ¡Ohhhhhhhhh ctm! Me dijo y sentí el semen de este hueón recorriéndome toda la boca-. ¡Trágatelo!- me dijo.

Como hueón, obedecí.

Me dio como tres o cuatro embestidas pero hasta dejarme la garganta llena de moco.

- ¡Ohhhh!- gemía metiéndome igual el pene a la boca-. ¡Mmm!, chúpame la cabecita.

- Rico- le dije.

Me quedó mirando un rato más y me preguntó.

- ¿Chúpamela de nuevo después?

- ¿Vives solo?- le pregunté.

- No.

Entonces me di vuelta y le mostré mi potito.

- ¡Haaaa culiao!- me agarró los cachetes y me los pellizcó con la palma.

Se agachó del bolso sacó condón se lo puso y empezó a hueviarme el poto. me lo seguía pellizcando el agueonao, y me pegaba pichulazos en los cachetes.

- ¡Ahhh no aguanto más hueón!.

Me empezó a meter la cabeza, pero como era grande me dolía más que la chucha y el huevón era bestia pa sus chuchás.

Me la empezó a meter despacio pero a penas se la ganó la calentura la tiró de una padentro.

- ¡Ten cuidao poh ctm!- le dije yo.

Me pegó como tres tirás más hasta que estuvo adentro y me dio unas embestidas el kl.

Gemías más que la chucha y el buzo le atajaba los cocos cuando se hechaba para atrás. Tenía las piernas abiertas a cagar y se echaba encima de mí, mojao entero de transpiración pasándome la lengua por el cuello.

Me metía el pene hasta adentro y sus cocos chocaban en mi poto y con los míos.

- ¿Te gusta?- me preguntó caliente.

- Si, kuliao, más fuerte hueón.

Tenía el pene grande y grueso, y más fuerte me lo metía cuando se lo pedía. Tratábamos de no meter bulla por si las moscas pero no se podía. El Luis gemía a mas no poder y me estaba dejando la raja dolorida a cagar ya.

- Ctm tení el culo rico kl.

En las ultimas ya el huevón me agarró de los hombros y me tiró para atrás y me enzartó total en su pene. Se quedó quieto un rato y siguió metiendo fuerte, de nuevo la misma wea. Los gemidos de este agueonao siguieron hasta que caché que se iba a ir cortao.

Esa wea dolió más que la cresta. Cuando el Luis se fui cortao me agarró de las caderas y me tiro a su pene el huevón. Quedamos literalmente pegados un rato, cuando salió de mí y le salió el pene rojito de tanto empujar.

Botó el condón en el papelero y se limpió con papel. Se subió el bóxer los pantalones y se puso la polera, yo como hueón me limpié el ano y haciéndome el leso me subí los pantalones. Parecía una puta, pero no me arrepentía de lo que había pasado.

Cuando salí el huevón me espero afuera, y para nuestra suerte, el Matías, un amigo del Luis, estaba al lado a fuera del cubículo donde nosotros estábamos.

- ¿Qué wea los maricones culiaos?- gritó a toda callampa.

- No pasa nada huevón- le dijo el Luis.

- ¿Bo creí que nací ayer sacowea?

Me puse nervioso, pero en esa el Mati se fue, quizá de qué hora que estaba escuchando lo que pasaba, pero hasta ahora no ha dicho nada, ojala no lo haga tampoco

17 comentarios:

  1. yo creó que el que los cachó no dijo nada pq tbn quiere participar jaja , saludos!

    ResponderBorrar
  2. Ooo csm te cacharon de una Wn quizás hasta se machaco afuera xuxa ojala no diga nada a... espero la otra parte.

    ResponderBorrar
  3. Ok hay muchas incongruencias en este relato, para empezar el tema del tamaño, primero dices,
    "Se sentía normal, yo le echaba unos dieciséis, diecisiete más o menos y grueso como él solo."
    Y después parece que tienes una regla en la boca que sabes con exactitud que tiene 19 cm y grueso y weas y bueno lo otro si te pasó que exitante jajajaja

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. naah mira el lo hiso al ojopoh, cualkera se puee equivocar al ojopoh hrmno, adema el piko se ve y siente mas xico dentro del buzo q fuera, a mi me pasa y toos qean como q :O, XDDD y no e xiste. Como sea, uno puee hacer una aproximacion al ojo, = depende del wn, de la exitacion, etc :p

      Borrar
    2. Cuidado, el comentario-respuesta de arriba mata neuronas y da cáncer múltiple (además de ser fantasioso)

      Borrar
    3. Alguien puede traducir el primer comentario respuesta por favor??? XDDD

      Borrar
    4. Está lleno de Yolandas Montecinos aquí parece... Disfruten el relato sin criticar tanto feas culiás!!!

      Borrar
  4. la wea buena hermano jajjsja insisto, tirar en baños de liceos o institutos es los mas rico y adrenalinico que hay :o

    ResponderBorrar
  5. Jajaja hay segunda parte?

    ResponderBorrar
  6. Quizás el mati se la Jalo el pico ósea la.media paja que debió haber dado jajajajajajaja que rico tener sexo así

    ResponderBorrar
  7. ya lo habia leido en otro lado

    ResponderBorrar
  8. Otra más que se hace la difícil por un segundo y después se traga todo, me impresiona lo rápido que se le paró al weón de nuevo y que más encima acabara por segunda vez ¿cuánto rato estuvieron? ¿dos horas en un baño? (dudo de la realidad de eso) Quedaste como la puta del curso a los minutos de contar tu drama, nos dejas mal a todos los gays :/

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ay si!! como si tu nunca te hiciste la interesante, la que no quiere, aunque te estés muriendo de ganas de hacerlo. Negarse en un principio lo hace más excitante, porque el flaite hetero cree que te está poco menos que violando jajaja y no me vengas con ese discurso de que los que son fáciles dejan mal a todos los gays, si la mayoría es así, unos más reservados que otros. Aparte que nadie hubiera sabido de esto, si es que el autor del relato no lo hubiera contado, así que difícil dejar mal a todos los gays, siendo que es una experiencia de el y el flaite de su curso nomas.

      Borrar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar