El Pato y yo 5 y final

Al otro día desperté con la alarma del celular, pero me sentía tan fatigado y adolorido que opté por seguir durmiendo y mandar a la cresta las clases de ese día, si de todos monos no podía ir así a la U; con el labio hinchado y un moretón en la cara, aparte que quizás iba a ir Patricio, y no quería verlo… A los cabros les inventé que a la salida del terminal (en Santiago) me habían querido asaltar, y como me resistí me pegaron, y que con el Pato habíamos discutido por una plata que me debía y pura challa. Claro, porque el Pato se enojó conmigo y se alejó de todos, de alguna manera sabía que a ellos (Nacho y Benja) los conocía de este año, en cambio ellos eran amigos míos desde primero.



El tema es que durante esos días me sentía como el soberano pico. Veía al Pato en la sala, en los pasillos y en el patio, y me daban ganas de correr a abrazarlo y arreglar todo, pero supongo que me iba a mandar a la chucha, así que tuve que soportar esa tortura. Pasaron las primeras dos semanas de septiembre así: cero comunicación con él. Las pocas veces que cruzamos mirada, podía ver un rechazo en sus ojos saltones, y puta, eso me hacía sentir asqueroso, bajoneado total. Lo único que me distraía era hacer ejercicios y estudiar (ya que no sé por qué, los días previos al 18 siempre te llenan de certámenes).

La weá es que, como es tradición, se organizó una peña por las fiestas patrias. Esas típicas peñas universitarias que se hacen antes de que venga las vacaciones de 18, en donde tomai como esponja y pasa hasta lo inimaginable. Yo me sentía como el pico aún, pero quería tomar y curarme raja, así fui con mis amigos a chupar, esa era la meta, tomar hasta quedar hecho bolsa. Fuimos temprano a la peña, siempre esas weás empiezan temprano, hicimos grupo con otros weones y unas minas, y nos pusimos a tomar. Empezamos suave, primero con las chelas y luego subieron el nivel sacando weás más fuertes, como pisco y tequila. La cosa es que sabía que el Pato andaría allá seguro, y dentro de mi subconsciente (Que en ese entonces no lo admitía, pero en el fondo eso deseaba) quería curarme y armarme de valor para hablarle a ese flaite tan bonito. Dicho y hecho po, andaba ahí paseándose. Tan lindo que era ese flaite csm wn, andaba con unos pitillos como jeans, de color turquesa oscuro, de esos bien apretados, y con un polerón negro adidas, que le hacía resaltar lo blanco de sus rostro. El peinado era como piola, no tan flaite, así como corto de atrás y de los lados, y largo de arriba, pero se lo había peinado con gel creo, pero no era sopaipilla (que a todo esto, ese corte me da repulsión xd). Y como broche de oro, andaba con unas zapatillas típicas de él; de esas anchas con la tremenda lengüeta, que le daban el toque final flaite. Pero se veía rico, más que la chucha, de verdad que le asentaba muchísimo y lo hacía deslumbrar. Era tanto así, que casi no podía creer, que había tenido a semejante weón en mi cama, porque de verdad que era demasiado pintoso. El tema es que lo vi, y más ganas me dieron de chupar. No sé realmente si él me habrá visto, ya que sólo lo veía a ratos, no quería cruzar miradas con él, y así se fueron pasando las horas y llegó la noche. Los que saben cómo funciona esa weá, entenderán que esos carretes generalmente duran poco, ya que a las 10-11 pm están todos rajas witriando.

Increíblemente, a pesar de haberme tomado varios tequilazos seguía vivo xd, igual arriba de la pelota, pero todavía decente. Obviamente, todo el rato que estuvimos tirados tomando, de vez en vez sicopateaba al Patricio, y en esa oportunidad caché que el weón se paró, pero ahora lo hacía solo (Otra veces se había parado pero con más weones, seguramente a comprar más trago), así que hice sinapsis neuronal y caché que seguramente iba a mear, y casi por instinto me paré y les dije a los cabros que iba a mear… Amparado por la muchedumbre, el ruido de la música y la oscuridad, me las arreglé para seguir al flaite a una distancia prudente, sin que se diera cuenta. Caché que iba donde unos árboles a mear. Habían baños químicos, pero la fila para entrar a esa weá era tan larga, que esperando te miabai en los pantalones, así que demás iba a echar la corta allá. Paró, se prendió un cigarro, y estando de espaldas pude ver como hacía movimientos con las manos para sacar el pico y ponerse a miar. Me fui acercando despacio, poco a poco iba sintiendo el chorro de orina cayendo en la tierra, y ya estando a una distancia corta (Él todavía no se había dado cuenta), con el corazón latiendo a mil, pero con la valía que sólo el copete te da, le dije; “Pato…”. El weón levantó la cabeza al oír mi voz y sólo la giró levemente hacía a mí; “y voh que weá” me dijo en tono seco y cortante, mientras seguía miando. Por su tono de voz, pude notar que estaba bastante más arriba del balón que yo. “Quiero…. quiero hablar contigo wn…” le dije como con miedo. Pasaron unos segundos en donde no dijo nada, y sólo noté la pantomima que hacía con sus manos para sacudir el pene y guardárselo. “Ah, ahora quiere hablar el camilo… y no que no me queriai ver mah, que como te habiai metio con una mierda como yo, que me tenia que puro desaparecer… y ahora queri hablar qlao?”. Dentro de todo, tuve la claridad para comprender que se sentía dolido, y que además, me estaba dando chance para hablar, ya que no me había mandado a la chucha de una. “Wn, quiero arreglar las weás, quiero que volvamos a ser hermanos… lo único que quiero… lo único que quiero por la cresta, es tenerte cerca porque no quiero verte y sentirte lejos, tanto te cuesta entender esa weá por la puta” Le dije como en un arrebato, sin pensarlo mucho, en un tono casi de mando. “Ah sipo pa que po, si ya me dejaste claro que no cachabai como te habiai metio con un delicuente como yo, y ahora andai puro llorando, nopo mi washo, lah weáh no son na haci” me dijo mirándome fijo. “Perdón…” contesté yo bajando la mirada “Perdón por decirte eso, fui weón, porque no creo eso ti, lo único que sé de ti, es que desde esa vez en mi casa, me hai hecho un wn feliz” No pude evitar que se me quebrara la voz al responder eso, pero seguí diciéndole; “lo único que se de voh weón, es que voh soy el weón del que estoy enamorado hasta las cachas…”. Yo seguía sin subir la mirada, de alguna manera sentía vergüenza. Siento que se acerca lentamente y me dice casi en susurro; “Puta hermano, la única weá que quería escushar era eso… yo también te eshe de menoh, mi hermanito…” y me abraza fuerte. Yo sentí un alivio infinito, y aunque esa vez no lloré (pa que no digan que soy siempre llorón jaja), las emociones que corrían en mí, eran demasiado poderosas para expresarlas en un simple llanto. Sólo restaba apretarle fuerte su espalda, y de nuevo recibir su protección. “Sorry por pegarte esa veh mi hermano, un wn tan la raja como voh no se merece esa weá, voh te mereci lo mejor…” Y ahí se me hizo un nudo en la garganta, súper hondo, que me aguanté como pude. Estuve a punto de soltar borbotones de lágrimas, no de pena, sino que de emoción, pero logré contener la represa y resistir estoico.

No sé cuánto rato pasó, pero nos soltamos y nos quedamos mirando con una sonrisa. De repente recordé que estábamos en un lugar público, y me anduve cohibiendo, sólo atiné a decirle; “Vamos a cheliar a mi casa” (Me dio risa interna eso, porque en realidad le estaba diciendo vamos a culiar jaja, pero supongo que él entendió) “Yapo hermano, bakan, tengo que ir a buscar mi moshila donde loh cabroh y vengo” “Ya vale, yo igual iré a buscar mi mochila, nos juntamos a la salida mejor, ok?” “Si si voy al toque” me dijo como emocionado. Yo rápidamente fui donde estaban mis amigos, que demás está decir que estaban vueltos mierda. “puta que te demoraste weón” me dijo el Nacho “ah sí wn, es que hice la cola pal baño químico” le respondí mientras buscaba mi mochila. “que raro, porque el Benja fue a miar pa allá y no te vio, nos estábamos preocupando por voh” Estaban cachando que estaba mintiendo, pero no tenía tiempo para seguir buscando excusas así que le dije; “ah no sé wn… oigan cabros, saben que me tengo que ir, porque tengo pasaje pa mañana y tengo que arreglar las weás, sorry cabros” les dije mientras tomaba mi mochila y partía raudo a la salida. Alcancé a oír que me decían algo, pero no entendí y no me importó en realidad, esto era más importante.

A la salida estaba el Pato, a pesar de curadera, seguía reluciendo como una moneda nueva. “Vamo hermano” me dijo y rápidamente nos perdimos en la calles de Santiago. Mientras caminábamos, íbamos conversando de lo mejor, era raro, porque parecía que nunca hubiésemos discutido. De repente vi un local de comida rápida con un cartel de un barros luco, y ahí me dio el bajón. “Wn tengo hambre, vamos a comernos un barros luco?” le dije con sonrisa de curao xd. “Puta hermano, no tengo ni uno… me prestai?” “Que eri weón, yo te invito azopao jaja, vamos =)” “Oh bakan hermanito, de hace rato que tengo cualquier hambre jaja”. Nos sentamos y esperamos que llegara el pedido. Verlo comer con tanta prisa me daba ternura, porque se notaba que de verdad tenía hambre, y seguramente andaba corto de presupuesto. El Patricio en cierta ocasión me había contado que tenía dos hermanos y una hermana menor, y que su papá se sacaba la cresta y media para ganar sólo un poco más del mínimo, y que su vieja se las rebuscaba para traer algo más de plata a la casa. De cierta manera me dejó entrever que él al salir de cuarto quería trabajar, pero que sus viejos lo habían obligado a estudiar en la universidad, haciendo un esfuerzo titánico por costearle los estudios (Aunque el Pato tenía beca y crédito), pero no era un gasto menor para una familia tan humilde, y era por eso que casi siempre andaba corto, por lo que yo lo ayudaba como podía, no explícitamente, pero siempre lo invitaba a comer a mi casa o me rajaba con la once y weás así, la idea tampoco era hacerlo sentir mal.

La cosa es que terminamos de comer y rajamos pa la casa. Entramos y estaba medio helado, me di cuenta que no habían chelas en el refri, así que le dije que iría a comprar. “No comprí ni una wea hermano, la dura crei que vamoh a sheliar? Vamoh a culiar wn, asi son las reconciliaciones de verdá…” Tan directo, pero en realidad eso quería yo también jaja, y me alegraba que lo hubiese entendido bien. Así que tiramos las mochilas a la chucha, y nos juntamos a darnos el tremendo beso caliente y húmedo. Yo ya había aprendido mucho, y me paraba de tú a tú con Patricio dando besos. Nos enredamos las lenguas, nos mordíamos los labios, nos ensalivamos completo. Y es que eran más de dos semanas sin nada, y había que pagar retroactivo ese tiempo, aparte que esto tenía un sentido especial; la reconciliación. Ya con esos tipos de besos te calentai de una, así que mi pene se paró casi al instante y supongo que a él igual. Ya como desorbitados, nos empezamos a empelotar, yo me saqué le casaca y él su polerón flaite, y seguíamos devorándonos. Yo realmente no aguanté más, me senté en el sillón, le desabroché el pantalón, se lo bajé junto con sus boxers apretados (siempre usaba de esos apretados, que se ciñen al cuerpo) hasta las rodillas, y saltó de una su pichula rica. Yo de verdad estaba como desbocado, era como si en años no hubiera sentido su pene, y me arrebaté metiéndomelo en la boca, y chupándoselo como loco. Yo tenía las manos heladas, y eso contrastaba con lo caliente de pichula mientras se lo agarraba. Le pasaba la lengua, le chupaba el glande, de verdad que saboreaba ese pene con locura. “Puta que la shupai rico weon oh! Parece que estabai necesitao de pico hermanito, aquí teni mi pishula pa que te la comai” me dijo, y no hizo más que azuzar la calentura que tenía. Le tomaba sus muslos, y se los acariciaba, le tomaba sus testículos peludos y jugaba con ellos, mientras yo se la mamaba entera hasta que mi nariz llegaba a su pubis. Igual tenía un leve olor a transpiración y orina, pero eso me gustaba, y me daban más ganas de tener ese pico en mi boca. Era tanta la excitación, que de mi pene colgaba un fino hilo de precum, y hubiese bastado solo con darle un ligero roce, para haber tirado el moco como a 3 metros. Por supuesto que el Pato jadeaba y se quejaba caleta, mientras me hacía cariño en el pelo, de vez en cuando tomándome de la cabeza para meterme su pico hasta el fondo. “Como eshe de menoh tu boca csm, pero para porque te voy a moquiar”. Yo me pare de una, y busque sus labios para seguirnos besando, por enésima vez en ese rato. Puta que lo extrañaba.

Poco a poco fuimos dejando atrás las ropas, y a pesar de que hacía más o menos frío, nuestro calor corporal era suficiente. Ya estando desnudos, la fricción de piel con piel, le daba una cuota extra de placer al toqueteo. Me gustaba verlo desnudo, verle sus axilas con pelos, sus ricos oblicuos, su piel blanca, su penca parada dentro de todo su vello púbico, y finalmente sus piernas fuertes y largas, también cubiertas de pelo. Realmente era un banquete visual, pero lo mejor era poder disfrutar de ese cuerpo a mi disposición. Ya tirados en el sillón, seguimos manoseándonos, hasta que tome su pico y volví a mamárselo. Yo estaba acostado en el sillón, y el encima de mí dejando la tula dentro de la boca. Movía las caderas despacio, para entrar y sacar el pene, mientras su cara se desfiguraba del placer que seguramente sentía. Yo con las manos libres, empecé a pajearme suavemente, aumentando el placer. Como ya estaba a full, esa mamada duró poco, porque otra vez se iba a ir cortao, así que me dice; “no soy egoísta hermano, ahora te toca a voh”, y con ambas manos empezó a masturbarme, a pasarme los dedos por mi glande que estaba a full, hasta que de pronto se metió mi pichula a su boca. A diferencia de mí, él lo hacía lento y suave, mientras cerraba los ojos y se concentraba. Yo también cerré los ojos, y me aboqué a disfrutar de ese placer ciego. Era tanto, que también pasó poco rato y ya quería correrme, “para, para wn que voy a eyacular… Es que tu la chupai muy rico wn”. Él sólo rió coquetamente mientras me quedaba mirando “de verdad que extrañaba revolcarme contigo, erí único camilo qlao”. Yo sabía que venía ahora el culeo de verdad, pero me adelanté y le dije; “quiero que me metai la pichula wn” “jajaja la volaita, seguro creiste que no te iba a culiar como weon po”, y se tomó la tula para empezar a puntearme. Sé que lo he escrito antes, pero sentir la punta del pico caliente rozándome el ano, es una weá que realmente gozo y me recalienta, a eso súmale que le veo su cara de concentración mirando cómo me puntea, y me excita más aún. Estuvo un rato haciendo el amague de penetrarme, y de repente vi que me la iba a meter… “Espera wn, vamos pa la pieza mejor, alla culiamos más rico” “Yapo hermano, démosle de una” así que nos paramos y rápidamente fuimos a la pieza, en el trayecto aproveché de agarrar el frasco de vaselina, que ya tanto uso le quedaba un poquito. “Por que te gusta culiar con esa wea, si el hoyo te lo tengo entero de abierto ctm ajaj” me dijo, y en verdad era cierto, a estas alturas hubiese bastado un poco de saliva para disfrutar de su pico, pero la vaselina como que se calienta con la penetración, y se siente la raja, así que no le di mucha bola y le dije; “Porque si no mas, déjate de wevear y ponemela luego jaja” mientras no le daba chance a respuesta con el tremendo beso que le di. El Pato se puso vaselina en el pene y yo me puse dentro del ano, y sin mucho más, me la chantó patitas al hombro. Que rico wn, de verdad que esas dos semanas sin sexo, se habían convertido en dos años, porque qué manera de disfrutar su fierro caliente dentro mío. El wn se movía con furia, y me daba una culiada de lujo. Mientras yo me dejaba querer y sólo respondía a los besos que me daba de vez en cuando. De repente el Pato se mandó una frase que me puso a mil; “eshaba de menos refregarte la pichula en la raja hermanito” Oh csm, flaite culiao rico! A veces entre su rudeza para darme, se salía el pene, pero ni ahí, eran sólo segundos, que se remediaba volviéndome a enchufar. Estuvimos un rato así, hasta que me la saca y me dice; “ya ponete en cuatro wn, así me gusta culiarte mah, si voh sabi esa weá”, así que obediente me puse en cuatro levantando el culo, para seguirle sacando punta al lápiz. Sus empujones eran con fuerza y energía… Hasta que tomándome de los hombros, pega un grito muy grave, casi animalesco, y me llena el culo de moco caliente. “Oh csm” se quejaba, mientras yo rápidamente aproveché de pajearme para venirme, y lo logré muy luego, de tan excitación. Fue una excepción, pero esa vez me sacó el pico casi de una, respirando muy agitado. Bastaron pocos segundos para que un río de leche saliera… “la weá, como te corre el moco, boté caleta hermano, voh lograi esa weá en mí”. Yo no respondí porque al igual que él, sudaba y jadeaba entrecortado del esfuerzo físico puesto en ese sexo. Sólo atiné a echarme en la cama, mientras él estaba de rodillas detrás de mí, pasando la mano por la frente para limpiarse la transpiración. Realmente el culeo de la reconciliación había sido muy extenso y profundo, tanto como si hubiera corrido una maratón… Al rato nos fuimos a lavar como de costumbre y no tuvimos tiempo de hacer algo más, ya que en poco rato nos quedamos dormidos desnudos, abrazados…



Nuestra “relación” con el Patricio, duró hasta aproximadamente Octubre del año siguiente (2013), que por diversos motivos que no detallaré, nos distanciamos y terminamos definitivamente. Él nunca se refirió a mí con un “te amo” o como su pololo explícitamente, y ese es el motivo de poner “relación” entre paréntesis. Yo sí lo consideré mi pololo, pero teniendo en cuenta lo anterior, era más bien distante en ese tema con él. Siempre hice de pasivo, y la verdad es que me gustaba, nunca sentí la necesidad de ser yo activo, supongo que eso pasa cuando uno se siente satisfecho completamente tirando con alguien. Nunca supe tampoco, su verdadera condición sexual, estuvo demás preguntarle, hay cosas que es mejor no saber, así como nunca salimos del anonimato, siempre fue nuestra relación secreta.

Sin embargo, esos 16 meses fueron los más felices de mi vida, y realmente miro con nostalgia esos días, porque yo amé con locura a ese flaite que vino a cambiar mi vida.

Él me sacó del barro, y me enseñó lo que es la vida. Fue mi primer amor, mi primer beso, mi primera vez y mi primer hombre… Me salvó de la depresión, e hizo nacer la confianza en mí mismo. Realmente, Patricio fue un ángel que pasó por mi vida, un ángel que pintó mi vida de colores, y que me cambiaría para siempre. Al terminar, evidentemente caí de nuevo en una depresión, sin embargo era distinta, porque poco a poco fui resignándome hasta que finalmente podía recordar a Patricio con una sonrisa de nostalgia por aquel hombre que vino a salvarme y enseñarme el valor de la vida.

Al poco tiempo de terminar con Patricio, comprendí que ya no podía ni quería seguir escondiendo mi verdadero yo, así que me armé de valor y conté mi homosexualidad en casa… Como era de suponerse, mis papás pusieron el grito en el cielo. Mi padre especialmente lo tomó muy mal, y además de darme un golpiza, me sacó cagando de la casa como era de esperarse. Afortunadamente, la Rocío y la Carola (mis hermanas) me comprendieron y me aceptaron tal como soy, además de brindarme ayuda económica en esos difíciles días (Porque ya no contaba en ningún sentido con mis papas). Me cambié de casa y me fui a una pensión (ya no podía tener el lujo de tener una casa para mí solo) y me puse a trabajar. Realmente en ese tiempo, conocí la rudeza de la vida, pasando necesidades y sacándome la cresta día a día, entre la pega y la U, pero me sentía aliviado de empezar a vivir siendo yo completamente, dejando atrás las máscaras que usé durante toda una vida.

Felizmente a pesar de todo, logré terminar mi carrera, y aunque no he encontrado pega de lo que estudié, logré conseguirme un buen trabajo que me da para vivir actualmente en Santiago. Con Patricio, como dije, nos distanciamos muchísimo, pero de todas maneras seguimos teniendo un contacto esporádico. Lo último que supe de él, es que está trabajando en su ciudad (ya que tampoco ha encontrado pega de lo que estudiamos).

Mi papá no me ha hablado desde que le confesé mi verdad, y a estas alturas creo que nunca me perdonará. Sólo mi mamá ha conversado conmigo por teléfono en contadas ocasiones, ya que nunca osaría desafiar a mi papá, aceptando mi homosexualidad. Su vida se basa en ser una mujer sometida, que dice Amén a todo lo que diga su esposo.

Como conclusión, sólo puedo agradecer a aquel flaite divino que me rescató en el momento justo, e hizo brillar lo mejor de mí. Quizás esté leyendo esto ahora… quién sabe. Pero en mi memoria, guardaré tu paso por mi vida, ya que me hiciste renacer de los escombros para volar con alas propias. Te estaré eternamente agradecido, y siempre tendré un cariño especial por ti Patricio, mi flaite más rico.

Gracias a todos los que se dieron el tiempo de leer esta historia, por sus comentarios y su buena onda.


Primera parte: http://relatosflaitecitos.blogspot.com/2015/04/el-pato-y-yo-1.html
Segunda parte: http://relatosflaitecitos.blogspot.com/2015/04/el-pato-y-yo-2.html
Tercera parte: http://relatosflaitecitos.blogspot.com/2015/04/el-pato-y-yo-3.html
Cuarta parte: http://relatosflaitecitos.blogspot.com/2015/05/el-pato-y-yo-4.html
Quinta parte final: http://relatosflaitecitos.blogspot.com/2015/05/el-pato-y-yo-5-y-final.html